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Séneca, Aristóteles, Corneille, Bacon, Montaigne, Joubert, Massillón, San Agustín, Rousseau, Voltaire, Shakespeare, Juvenal, toda una legión, se agitaba, bullía, vibraba en aquel cerebro poderoso, hecho para los torneos y las epopeyas, para las recias batallas y las hondas lucubraciones.

Es de presumir, que un examen atento de la antigua literatura española, confirmará acaso más tarde esta sospecha. Por lo demás, la cuestión, de que tratamos, no es de gran importancia, pues si las comedias de Lope eran conocidas en Inglaterra en tiempo de Shakespeare, no por eso se debe atribuir al teatro español influencia alguna esencial en el inglés.

Los que viajan en las montañas tienen siempre un sentimiento de gratitud a la mula, cuyo esfuerzo y vigilancia contribuyen, en su vanidad, al respeto y cariño por la vida del hombre que conducen. No podría la mula contestarles, como el marinero de Shakespeare: None than I love more than myself? .

¿Qué dice Vd. de Shakespeare? ¿Quién ha penetrado mas hondamente que él en los arcanos del corazon humano? ¿Quién con mas sabiduría y mas profundidad que él ha sabido crear esos tipos inmortales, que personifican las pasiones de tal modo, que á no haber surgido de su mente, el hombre no se conocería á mismo?

Era una pequeña figura de cuatro pies de alto que representaba a Ofelia coronada de flores. Había tanto desembarazo en la postura, tal delicadeza en las facciones, tanta inocencia en la expresión, que jamás había visto una interpretación más viva de la inmortal heroína de Shakespeare. Quedó pensativo y preocupado.

Mauricio Rapp, en el prólogo á su traducción de Los dos gentiles hombres de Verona, de Shakespeare, dice: «Esta pieza da á entender el influjo del teatro españolNo creo que el poeta la leyera en su lengua original; pero que se la haya hecho contar y traducir.

Del éxito de mis esfuerzos para realizar el programa antes trazado, se juzgará más adelante. Vuestra Majestad está conquistando preciados lauros me dijo, dándome por primera vez aquel alto tratamiento. Como uno de los príncipes de Shakespeare, Vuestra Majestad se ha transformado por completo al convertirse en Rey. Dos cosas te ruego, prima mía le contesté.

Un inglés irá á oir un drama de Shakespeare, y bostezará y se fastidiará de muerte, pero no se atreverá á decir que el drama es malo; antes bien, le declarará maravilloso y estupendo: mientras que todo español, y más aún toda española, si va al teatro y se fastidia ó se duerme con Tirso ó con Lope, dirá desenfadadamente que Lope y Tirso nada valen.

Algunos de sus compañeros solían llevar al aula, para leer a escondidas, obras literarias de las más famosas. Rubín no fue nunca aficionado a introducir de contrabando en clase, entre las páginas de la Farmacia químico-orgánica, el Werther de Goëthe o los dramas de Shakespeare.