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Actualizado: 2 de julio de 2025
Por último, se determinó que las sesiones fueran secretas, y entonces se trasladó el club al piso principal.
La primera una duquesa, la segunda una infanta, ¡la tercera ella! Luego aquel singular deseo de retratarla en el traje de la primera noche, ¿no hacía presumir con fundamento que era viva la impresión que había producido en el Duque? Comenzaron las sesiones en uno de los gabinetes del piso principal. Los tres primeros días asistieron a la sesión doña Paula, Gonzalo y Cecilia.
Apesar de tantos cargos, D. Custodio no era de los que se dormían en las sesiones contentándose, como los diputados tímidos y perezosos, con votar con la mayoría.
Aún recordaba parlamento y bocadillos de ambas obras, que repetía con énfasis declamatorio, y que Obdulia oía con arrobamiento, arrasados los ojos en lágrimas, dicho sea con frase de la época. Refirió también, y para ello tuvo que emplear dos sesiones y media, el baile de trajes que dio, allá por los años de Maricastaña, una señora Marquesa o Baronesa de No sé cuántos.
Celebróse congregacion de iglesias en la corte para ponerse de acuerdo con S. M. y remediar algunos perjuicios, y tuvo principio á 17 de agosto de este año de 1717. Pero en las sesiones de la congregacion se agriaron tanto los ánimos, que hubo que disolverla, con gran sentimiento del cabildo de Córdoba y otros que deseaban sinceramente la union.
La Pepay había escrito aquella misma tarde una carta al célebre ponente esperando una contestacion y dándole una cita en el teatro. Por esta razon don Custodio, apesar de la ruda oposicion que había desplegado contra la opereta francesa, se iba al teatro, lo cual le valió finas pullas de parte de don Manuel, su antiguo adversario en las sesiones del Ayuntamiento.
He asistido a sesiones agitadísimas, a la del incidente Cassagnac-Goblet, a la de la interpelación Brame, y a la de la interpelación Lockroy, que tanto conmovió a París en mayo del 79. Tiempo hace de esto, pero mis recuerdos son tan frescos que podrían describir aquellos debates como si recién los presenciara. No bajaré de la tribuna hasta la que os calléis!...» ¡Qué tumulto espantoso!
Le faltó energía para confesar la verdad y contestar: «No señor, no hablo, ni soy capaz de hablar, ni me pasará la voz de la garganta.» Lejos de esto, repuso débilmente, como luchando consigo mismo: Bueno, bueno; pues si en los Diarios de Sesiones hay algo de eso, ya me lo indicará Vd., aunque yo tengo un arsenal de apuntes... La cuestión es antigua... Ya, hacia el año cincuenta y siete...
Poco a poco fue el marqués volviendo a sus antiguas costumbres, frecuentando el taller de Jacques, donde encontraba casi siempre a Beatriz, sobre todo durante las sesiones para el retrato de miss Nicholson, con cuya amable persona había intimado mucho la mujer del pintor.
En una librería alineábanse los tomos de las Sesiones del Senado, juntos con memorias, estadísticas y aranceles; volúmenes imponentes por el tamaño, impresos a expensas del Estado.
Palabra del Dia
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