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Actualizado: 7 de junio de 2025
Luego el conocimiento de Dios en lo tocante á las cosas finitas, se refiere á la existencia posible de ellas; y por consiguiente envuelve la condicion: «si existen.» El conocimiento de Dios, no se refiere á la representacion puramente ideal, sino á su realidad, actual ó posible: cuando Dios conoce una verdad sobre los seres finitos, no la conoce de la sola representacion de las mismas que en sí propio tiene, sino de lo que ellas serian, si existiesen.
Las once serían de la noche, cuando de improviso y sin pensarlo vieron entrar en la posada muchas varas de justicia y, al cabo, el Corregidor.
Volvería; aún serían felices los dos, comentando el infortunio presente como un mal sueño. Además, yo te ayudaré. Hay que proceder activamente para que te devuelvan tu hijo. Escribiré al rey de España. Lo conozco; almorzó en mi yate una vez que estuve en San Sebastián.
Capítulo XXII Había pasado el verano y era llegado septiembre; los días conservaban aún el calor del verano, pero las noches eran ya largas y frescas. Serían las nueve y aún no había en la tertulia de la condesa sino las personas más allegadas y de mayor confianza, cuando entró Eloísa. Toma asiento en el sofá, a mi lado le dijo la dueña de la casa.
La razon general dejaria tambien de existir, los hombres no se entenderian; cada cual habria hecho sus experiencias; y como en todas ellas no habria nada necesario, nada que las enlazase entre sí, el conjunto de las observaciones de todos los hombres, no tendria ninguna unidad; serian las ciencias un campo de confusion donde el reinado del órden fuera del todo imposible.
El ladron roba, el liviano se desmanda, el pendenciero riñe, cuando se presenta la oportunidad, estimulando la pasion; que si estuviesen abandonados de continuo á sus malas inclinaciones, serian verdaderos monstruos, su crímen degeneraria en demencia; y entónces el decoro y buen órden de la sociedad reclamarian imperiosamente que se los apartase del trato de sus semejantes.
Además, es benigno y sociable: con gusto se confundiría con nuestros rebaños de cabras y ovejas: pocos esfuerzos serían necesarios para que aumentara el número de nuestros animales domésticos; pero es más fácil matarlo que domarlo, y las pocas gamuzas que quedan están reservadas para dar gusto al cazador.
Miguel lloraba y reía a un mismo tiempo. En otra ocasión el hijo del brigadier, que dormía en la misma sala que Mendoza, se levantó por la noche, y con un pedazo de nitrato de plata que se había procurado, le pintó las manos mientras se hallaba dormido. Al día siguiente Mendoza le preguntó muy apenado lo que serían aquellas manchas.
Estaba terrible, con el cabello revuelto, los ojos saliéndose de sus órbitas y el facón en la mano... Los chicos, las mujeres y hasta los hombres lanzaron un grito de terror y huyeron despavoridos... ¿Cuál no serían la cólera y la fuerza de un hombre que tenía su apetito?
Si nuestros cañones llegaban a carecer de pólvora, si en sus almas de bronce se extinguía aquella indignación artificial, cuyo resoplido conmueve y trastorna el aire, estremece el suelo y arrasa cuanto encuentra por delante, bien pronto serían tomados por los valientes marinos, y les aguardaba el morir inutilizados por el denigrante clavo, fruslería que destruye un gigante, alfiler que mata a Aquiles.
Palabra del Dia
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