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Actualizado: 5 de septiembre de 2025
Helado y sobrecogido, oye en la oscuridad la voz de su hermano que le habla con el cuerpo fuera de la tribuna y los ojos lucientes de fiebre, como un poseído. No pises sobre la sepultura de mi madre... ¡Ladrón! DON FARRUQUI
-Sí doy -respondió Basilio-, no turbado ni confuso, sino con el claro entendimiento que el cielo quiso darme; y así, me doy y me entrego por tu esposo. -Y yo por tu esposa -respondió Quiteria-, ahora vivas largos años, ahora te lleven de mis brazos a la sepultura.
Por tanto, dejándolos allí se volvieron los Padres al pueblo á cuidar de los que habían quedado, enfermos los más, de los cuales murieron presto catorce adultos, á quienes asistieron con grande celo y caridad, hasta darles sepultura por sus propias manos.
Luego esparcieron por cima de la sepultura muchas flores y ramos, y, dando todos el pésame a su amigo Ambrosio, se despidieron dél.
¡No pises sobre la sepultura!... ¡Que se levanta!... ¡Que se levanta!.... DON FARRUQUI
Retiróse á una soledad, en donde pasó el resto de sus días en prácticas piadosas y en ejercicios expiatorios, muriendo en olor de santidad. Un escritor de esa época refiere que, á su muerte, tocaron por sí mismas las campanas, y que, al dar sepultura á su cadáver, sucedieron otros milagros.
Fundó la de S. Ildefonso el obispo D. Fernando Nuñez de Cabrera, que tres años despues falleció y fué enterrado en ella, cubriendo su humilde sepultura una pequeña lápida de mármol blanco que dice así: Aquí yace el muy reverendo Sr. D. Fernando de Cabrera, obispo de Córdoba, que Dios haya.
La belleza del mundo que sigue será la armonía de las formas dobles, su equilibrio, la gracia de su oscilación. De los moluscos al hombre, todo ser está formado de dos mitades asociadas. La obra maestra del esquino fué más allá del objeto propuesto: el milagro de la defensa había hecho un prisionero; no tan sólo se encerró, sino que se amortajó, abrióse una sepultura.
Déjanse de poner aquí los llantos de Sancho, sobrina y ama de don Quijote, los nuevos epitafios de su sepultura, aunque Sansón Carrasco le puso éste: Yace aquí el Hidalgo fuerte que a tanto estremo llegó de valiente, que se advierte que la muerte no triunfó de su vida con su muerte.
La mar sube por cima las estrellas; Los cielos hácia abajo se bajaban; Las olas parecia que centellas Por cima de las aguas arrojaban. Lloraban las mugeres y doncellas; Los hombres grande grita levantaban; De sola contricion ya se procura, Que al mar tienen por cierta sepultura.
Palabra del Dia
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