United States or Zimbabwe ? Vote for the TOP Country of the Week !


Aquella señora que Rafael se imaginaba allá en Madrid con todos los esplendores y adornos que el Padre Eterno tiene en los altares, vencida por telegramas y súplicas, prolongaba la vida del sentenciado. El indulto produjo en la cárcel un estrépito de mil demonios, como si cada uno de los presos hubiera recibido la orden de libertad.

Uno se despidió de sus amigos; ya no le volverían a ver en algún tiempo: al día siguiente iba a Madrid a presentarse en la Cárcel Modelo, para pasar en ella los ocho meses a que le habían sentenciado. Y todos, olvidando de pronto la caza, hablaban de la proximidad de la buena época, de la primavera, en la que se abrirían los tejares, ofreciéndoles un jornal en la corta de ladrillos.

1 Pasadas estas cosas, reposada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti, y de lo que hizo, y de lo que fue sentenciado sobre ella. 2 Y dijeron los criados del rey, sus oficiales: Busquen al rey mozas vírgenes de buen parecer; 4 y la doncella que agradare a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Y la cosa agradó en ojos del rey, y lo hizo así.

Los soldados se santiguaron devotamente y el corregidor se descubrió al tomarla y entregársela al sentenciado. Si sucediese que por los méritos del gran apóstol San Pablo te fuesen perdonados tus delitos y abiertas las puertas del Paraíso, dijo el crédulo magistrado, espero que no olvides la gracia que te concedo y la promesa que me haces.

Si en todos estos siete años pasados pensó pudiera yo recordar un solo momento de paz ó de esperanza, aún lo soportaría todo confiando en la clemencia del Cielo; pero puesto que estoy irremediablemente condenado, ¿por qué no gozar del solaz concedido al sentenciado antes de su ejecución? Ó si este sendero, como Ester trata de persuadirme, es el que conduce á una vida mejor, ¿por qué no seguirlo?

Todo acusado debe convertirse en sentenciado y todo sentenciado debe ser culpable. Está bien. lo que quería saber y obraré en consecuencia. ¿Puedo preguntar á usted dónde piensa ir á parar? preguntó con curiosidad el magistrado. Entendámonos, dijo Tragomer. Hasta ahora he hablado al magistrado; voy á hablar al hombre, al amigo.

No faltan árboles allá en el bosque, pero no tenemos tiempo que perder. Anda, Lobato, saca esa espada y córtale la cabeza al canalla, como sabes hacerlo. ¡Por favor, concededme una gracia que os pido! suplicó el sentenciado dando diente con diente. ¿Qué es ello? preguntó el magistrado. Antes confesaré mi crimen.

A pesar del cargo que ejercía, que es en el comercio lo que el verdugo en la justicia, no puede decirse que fuera un mal hombre mi don Raimundo: tenía sus escrúpulos de conciencia, sus asomos de caridad y más fama de blando y misericordioso, que de inexorable y de cruel; aunque esto quizá dependa de la manera en que él, ejecutor de la ley de la necesidad, se conducía con el mísero sentenciado, pidiéndole perdón antes de apretar el nudo de la garganta, porque la forma suele salvar el principio.