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Actualizado: 15 de julio de 2025
Tan sólo la duquesa de Bara, fiel a la consigna del caudillo, habíase apresurado a sentarse entre las dos ministras cesantes: la de Martínez, mujer sencillísima y modesta, que se hallaba allí como gallina en corral ajeno, y la de García Gómez, cursi pretenciosa, que pretendía deslumbrar a pájara tan larga como la duquesa con sus alardes de elegancia y de buen tono.
Su fábrica es de ladrillo á cara vista en sus paredes exteriores, y aun en muchas de las de adentro, aunque en lo interior se notan tambien algunas de tierra y grava, que demuestran las diversas épocas de la construccion de este alcázar: su arquitectura es sencillísima, pues la decoracion general consiste en fajas perpendiculares á imitacion de pilastras entre sus vanos, interrumpidas horizontalmente por otras estrechas, ó sean listeles que corren todo el edificio manifestando la division de sus pisos.
Es una operación sencillísima, que está resuelta desde hace mucho tiempo, y que puede realizar cualquiera sin el menor peligro. Comprenderán ustedes, sin embargo, que después de reunir aquí a tan buenos amigos, yo no voy a defraudar su expectación.
No tenía pulso para escribir, se manchaba de tinta los dedos y sudaba mucho, poniéndose sofocada y haciendo con los labios una graciosa trompeta en el momento de trazar el palote. «Nada de hociquitos, hija de mi alma; eso es muy feo le decía el profesor acariciándole la cabeza . No agarrotes los dedos... Si es cosa sencillísima, y lo más fácil...».
Parecía que quien la había hablado de tal modo tenía autoridad para hacerlo. Pepe dijo sorprendido: Perdóneme Vd.; pero el error no es mío. Ha tomado Vd. como grito de la pobreza escarnecida, acaso de una envidia inconsciente lo que ha sido una observación sencillísima. ¿Cómo ha podido Vd. creer que yo me atreviera a tanto? ¿Qué soy para Vd., señorita?
No será sin que antes le demuestre yo, con una prueba sencillísima, todo lo importuno que ha sido su enojo, todo lo inconveniente que ha sido su conducta, ya que no se lo ha dado a entender la muy diferente y digna que han observado otros señores comerciantes que se hallan aquí presentes. Es que a esos señores no se les ha pedido nada.
Para Luis, la cuestión era sencillísima. Un poco de caridad; y después religión, mucha religión, y palo al que se desmandase. Contestaban a esto los rebeldes que la caridad no era bastante, y que, a pesar de ello, mucha gente vivía en la miseria. ¿Y qué podían hacer los amos para remediar lo que era irremediable?
Palabra del Dia
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