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Actualizado: 24 de junio de 2025


Sabed, señor, que a me llaman el bachiller Sansón Carrasco; soy del mesmo lugar de don Quijote de la Mancha, cuya locura y sandez mueve a que le tengamos lástima todos cuantos le conocemos, y entre los que más se la han tenido he sido yo; y, creyendo que está su salud en su reposo y en que se esté en su tierra y en su casa, di traza para hacerle estar en ella; y así, habrá tres meses que le salí al camino como caballero andante, llamándome el Caballero de los Espejos, con intención de pelear con él y vencerle, sin hacerle daño, poniendo por condición de nuestra pelea que el vencido quedase a discreción del vencedor; y lo que yo pensaba pedirle, porque ya le juzgaba por vencido, era que se volviese a su lugar y que no saliese dél en todo un año, en el cual tiempo podría ser curado; pero la suerte lo ordenó de otra manera, porque él me venció a y me derribó del caballo, y así, no tuvo efecto mi pensamiento: él prosiguió su camino, y yo me volví, vencido, corrido y molido de la caída, que fue además peligrosa; pero no por esto se me quitó el deseo de volver a buscarle y a vencerle, como hoy se ha visto.

Susana díjele colocándome delante de ella, con aire resuelto, ¿conque yo soy rica? ¿Quién os ha dicho tal sandez, señorita? Eso no te importa, Susana; lo que quiero es que me contestes y me digas dónde vive mi tío de Pavol. ¡Quiero, quiero! rezongó Susana, se acabó la niña a fe mía. Ídos a pasear, señorita; no os diré nada, porque nada . Mientes, Susana, y te prohíbo que me contestes así.

Ciertas declamaciones y diatribas contra los vicios, la corrupción y el lujo, me han parecido siempre más propias de la envidia o de la sandez que de un espíritu recto y juicioso.

Tomado, pues, este apuntamiento, y habiendo imaginado el duque lo que había de hacer en el caso, las enlutadas se fueron, y ordenó la duquesa que de allí adelante no las tratasen como a sus criadas, sino como a señoras aventureras que venían a pedir justicia a su casa; y así, les dieron cuarto aparte y las sirvieron como a forasteras, no sin espanto de las demás criadas, que no sabían en qué había de parar la sandez y desenvoltura de doña Rodríguez y de su malandante hija.

A ti te pasará lo que a Belarmino, si no afilas la uña y te sacudes la mangana y la sandez. Soy amiga del hablar claro. Despierta o, desde luego, te auguro que terminaréis, Belarmino y , en un asilo de caridad.

A la hora de repartir las cartas en la fonda, experimentaba una ansiedad que le sofocaba, esperando ver llegar encerradas en un sobrecito las feas y colosales calabazas, castigo justo a su demasía y sandez. Transcurrieron, no obstante, los ocho días y aun los quince, y la contestación no parecía. Se fué calmando con la esperanza vaga de que la carta no hubiese llegado a su destino.

Y si por acaso caía alguno de ellos en sandez por el estilo era para su vencimiento y vergonzosa desventura. Sírvante de lección la vida y los amores de Marco Antonio y Cleopatra, que habrás leído o habrás oído referir a personas doctas. Juiciosa es la doctrina que expones interpuso Miguel de Zuheros . No atino contradecirla ni a disputar contigo. El corazón, no obstante, puede más que la cabeza.

Palabra del Dia

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