Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de octubre de 2025
Julia también cruzó sin mostrar que reparaba en él; mas a los pocos pasos volvió la cabeza, y a espaldas de su madre le envió una sonrisa y le hizo una serie de muecas y saludos afectuosísimos, aunque reprimidos; después con rápido y gracioso ademán acercó la mano al pecho, arrancó un clavel que llevaba y lo tiró al suelo.
La joven compuso su semblante dándole cierto aire de gravedad, y entró en la cámara de la reina, al mismo tiempo que la condesa abría la puerta de la antecámara y desembocaba por la portería de damas. La condesa de Lemos atravesó en paso lento, recibiendo los respetuosos saludos de ujieres y maestresalas, algunas galerías y habitaciones.
Al contrario, á cada momento llegaban otros, siempre en familia, los maridos de bracero con sus esposas, los jóvenes solteros con sus hermanas, amigas ó prometidas, todas joviales, afables, repartiendo saludos á derecha é izquierda y besándose con tal entusiasmo que la cosa parecia un fuego graneado, por pelotones y en guerrilla.
Estaba trémulo, y quizás la misma emoción hízole distinguir bruscamente a las doncellas sentadas a la morisca, sobre almohadas de terciopelo, y a los sonrientes galanes que las atendían, doblando la rodilla sobre el corcho. Ramiro, después de los saludos, fue a postrarse junto a Beatriz. Su confusión era enorme.
Siempre se deseaba cambiar con él los saludos y ajustar los tratos lo más pronto posible; pero al mismo tiempo se procedía con él de un modo propiciatorio, y a veces haciéndole un regalo de carne de cerdo o de productos del jardín, porque sin su ayuda no había medio de hacer tejer lino.
Pasados los primeros saludos, la pobre mujer que desde un principio había notado la sombría mirada de su hijo, no pudo más contenerse y empezó con sus preguntas.
No pasaba una señora ni un niña por la calle sin tributar los más afectuosos saludos a la rueda de contertulianos, sentados cómodamente en sillas colocadas en la calle y presididos por el dueño del establecimiento.
¡Qué tardecita pasaron las de Pajares! Exteriormente fueron las de siempre; las niñas contestaron con mohines graciosos a los saludos de los amigos, y la mamá, altiva y majestuosa, cobijándolo todo con su mirada de protección. Pero en su interior ¡cuántos tormentos!
En aquel momento la orquesta empezó á tocar un vals. ¿Ves ese señor? ¿ese enclenque que va volviendo la cabeza buscando saludos?
Miraba a un lado y a otro; y, después de los saludos de ordenanza, pues en tal materia no mostraban gran originalidad ninguno de los interlocutores, el clérigo accedió a la invitación de sentarse, apoyándose en el borde de una butaca.
Palabra del Dia
Otros Mirando