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Actualizado: 22 de junio de 2025
Consolado con este favor aquel pueblo, se puso luego en camino hacia los Cozacas para llegar á los Tapacurás, antes que el tiempo rompiese en lluvias y cerrase los caminos.
Le parecía increíble que ésta rompiese de un modo tan insulso los lazos estrechísimos que los unían, olvidase en un punto su amor frenético, del cual tantas y tantas pruebas había recibido. Animado por esta luz y viéndola brillar delante de sí, cada vez con mayor intensidad, insensiblemente fué apretando el paso hasta llegar casi jadeante á la tienda.
Juntas crecieron en el convento cuando niñas; juntas gastaron riqueza y derrocharon alegría, siendo mientras pudieron ligeras y frívolas como su propia juventud; al mismo tiempo amantes, casadas, viudas y madres: sus dichas y sus penas parecían tan hermanadas como ellas mismas; pero había llegado la hora de que se rompiese el misterioso paralelismo de sus vidas.
Prueba de que ha sido por eso, o porque tú estabas presente, y como tuviste la culpa de que se rompiese el compromiso... como ella siempre piensa que tú has deshecho su felicidad... Los ojos de Zoraida se llenaron de lágrimas. Perdóname Zoraida, todos sabemos que procediste con la intención de salvarla y nunca me atrevería a reprocharte nada.
Y más, si lo pusieses por obra; que, puesto caso que la piedra hiciese resistencia a tan necia prueba, no por eso se le añadiría más valor ni más fama; y si se rompiese, cosa que podría ser, ¿no se perdería todo? Sí, por cierto, dejando a su dueño en estimación de que todos le tengan por simple.
No ha podido olvidar... Ella tenía catorce años y se enamoró de José Luis Aguirre, que ahora es agregado o secretario en una Legación. Se querían muchísimo, pero de tanto como se querían llegaron a imaginar para ellos un amor ideal, algo que no tuviese nada que ver con las dichas vulgares. Les lastimaba cualquier cosa que rompiese el encanto que vivían.
Al cabo de unos instantes, la joven devota, que miraba melancólicamente al agua, dijo con ímpetu reprimido: Cuánto daría porque se rompiese la cadena que sujeta esta barca y la corriente me llevase muy lejos... ¡muy lejos!... donde no viese nada de lo que he visto hasta ahora, donde todo lo que imaginara se realizase al instante... ¡Ah!
Sonó un chasquido como si se rompiese algo, y dos chorros de humo blanco comenzaron a surgir sobre el cuello del animal. Con la luz del sol no se veía el fuego, pero los pelos desaparecían chamuscados y una mancha negra extendíase sobre el pescuezo.
Si usted hubiera sido un igual mío nos hubiéramos visto las caras... Pero si yo me hubiera metido con usted, no faltaría quien me rompiese la cabeza, y sobre eso iría a la cárcel... Y sin embargo prosiguió después de un momento de silencio con acento más ronco, si yo ahora me volviese de repente loco, señorito... ¡adiós caballos y coches! ¡adiós bailes! ¡adiós Valentina!... Con sólo empujar un poco la navaja ¡pif! todo había concluído para siempre...
Si yo no tuviera un alma heroica y caballeresca, ante la cual carecen de poder las sugestiones de la fortuna, yo depositaría este duro sobre la mesa tomando para ello precauciones infinitas a fin de que no se rompiese, o bien se lo entregaría al camarero en propia mano, religiosamente, como si se tratara de un rito.
Palabra del Dia
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