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Actualizado: 22 de julio de 2025


Aunque ella creía haber disipado todos los celos de don Paco y haberle inspirado confianza bastante para que no la vigilara, todavía temió que don Paco, o la viese en compañía de don Andrés o supiese por alguien que iba en su compañía, y aunque contra ella no formase queja, acabase por ofenderse de la obstinación con que don Andrés la perseguía y rompiese con él de una manera estruendosa.

Se acordó que la carta se rompiese sin hacer caso de ella, mediante convenir así á la grandeza y autoridad de la ciudad por parte de «un lugarejo corto y de gente tan ignorante y bruta que se podía creer con propiedad, ignoraría el modo de hablar á sus superiores y porque no se desvaneciese si la ciudad reparase en su necedad y que así se le avisase á sus almoxarifes para que así lo tuviesen entendido

23 Con su collar en medio de él, como el collar de un coselete, con un borde en derredor del collar, para que no se rompiese. 24 E hicieron en las orillas del manto las granadas de cárdeno, y púrpura, y carmesí, y lino torcido. 25 Hicieron también las campanillas de oro puro, las campanillas las pusieron entre las granadas por las orillas del manto alrededor entre las granadas:

A media noche, cuando todos sentían cerrarse sus ojos e iban en busca de las hamacas y petates, verificábase el relevo de la guardia, entrando de cuarto los que habían de velar hasta que rompiese el día, y los pajes gritaban otra vez: Al cuarto, al cuarto, señores marineros de buena parte. Al cuarto, al cuarto en buena hora de la guardia del señor piloto, que ya es hora. Leva, leva, leva.

Al ver al pobre muchacho solo y gesticulando como un imbécil, había llamado a la niña para que lo llevara abajo con la gente joven, lo mismo que dos meses antes le había mandado que rompiese con él toda clase de relaciones.

Buen argumento, bueno, pero hay que contestarlo; y haciendo y diciendo atizó al rubicundo Colás una bofetada que lo hizo caer de espaldas. Y ahora, continuó, levantándose, imagínate que no te has llevado ese revés y verás cómo ni te duele, ni vuelves á robar arenques. El estudiante santiguado agarró el garrote de Roger y en poco estuvo que le rompiese un hueso á su compañero.

Lo peor sería que rompiese a llorar la niña... Pero en último caso... ¿qué podía suceder? ¿Qué se supiera todo? Pues no le faltarían casas... Cuando sus amos volvieron, la oyeron cantar desde la escalera: ¿Quién sería la madre que parió a Judas? ¡Qué hijos tan indinos paren algunas!

Y como si esta obligación que se imponía de dormir con zozobra, pronto a exponer la piel en defensa de su antiguo amo, rompiese la calma en que se había mantenido hasta entonces, el payés elevó los ojos y juntó sus manos: ¡Ay, SiñorSiñor!... El diablo andaba suelto; volvía a repetirlo: ya no había tranquilidad.

A pesar de esta última súplica, que denotaba una inquietud y una vacilación mal disimuladas bajo la aparente resolución de las primeras líneas, Liette no respondió, firmemente decidida, aunque se rompiese su corazón, a no salir de la reserva que le mandaban imperiosamente su dignidad y su deber. Raúl volvió a la carga.

- -dijo el gobernador-; o si no, yo soy el mayor porro del mundo. Y ahora se verá si tengo yo caletre para gobernar todo un reino. Y mandó que allí, delante de todos, se rompiese y abriese la caña. Hízose así, y en el corazón della hallaron diez escudos en oro. Quedaron todos admirados, y tuvieron a su gobernador por un nuevo Salomón.

Palabra del Dia

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