Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de junio de 2025


De remos y sirenas impelida La galera se dexa atras el viento, Con milagrosa y prospera corrida. Leiase en los rostros el contento Que llevaban los sabios pasageros, Durable, por no ser nada violento. Unos por el calor iban en cueros, Otros por no tener godescas galas En trage se vistieron de romeros.

Los romeros se agrupaban ante la iglesia, y la masa popular aglomerábase en las aceras, dejando la plaza limpia de gente. De vez en cuando la atravesaban algunos hombres, llevando en sus brazos un herido. Las piedras arrojadas por los grupos chocaban en la fachada de San Nicolás. Desde las dos torrecillas de la iglesia les contestaban á tiros.

Tras consagrar un piadoso recuerdo á la milagrosa imagen de Antipolo, á la vista del río, cuyo cauce siguen la mayor parte de los miles de romeros que visitan el santuario, y después de una corta marcha, franca y desembarazada, entramos en la barra de Napindan, que abre la gran Laguna de Bay.

Fuimos después a merendar entre los helechos. Allá abajo, en el fondo, se veía Lúzaro como un pueblo de juguete. Ni una lancha aparecía en el mar. Después de merendar, nos reunimos todos los romeros en el raso de la ermita. ¡Eh, Shanti, hay que bailar! me dijeron varios viejos pescadores, algunos dándome una palmada en el hombre. Ya lo creo, bailaremos.

»Un molino harinero de viento, situado en el valle del Ródano, en la Provenza, sobre una ladera poblada de pinos y carrascas; cuyo molino está abandonado desde hace más de veinte años e inservible para la molienda a causa de las vides silvestres, musgos, romeros y otras hierbas parásitas que ascienden por él hasta las aspas.

El Duque seguía enfilando su monocle a todos los rincones, presenciando los preparativos del desfile, con la curiosidad atenta de un inteligente en pintura. Al fin, reparando en el numeroso pelotón que por todas partes los estrechaba, dió orden de marchar, pero lentamente, al paso de los romeros. Quería ver todo aquello, no por hermoso, sino por nuevo.

Los cipreses agitaban su puntiagudo gorro verde como queriendo espantar las blancas mariposas que zumbaban sobre los romeros y las ortigas; los pinos extendían arriba su quitasol, proyectando manchas de sombra sobre el camino ardiente, en el cual, la tierra endurecida por el sol, crujía bajo los pies.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando