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Actualizado: 15 de junio de 2025
No he nacido temerario y solamente á fuerza de voluntad me pondré á la altura de las circunstancias. Si hay riesgos que correr, no se asombre usted de verme temblar un poco; mi naturaleza tiene que manifestarse. Pero espero que llegaré á dominarla por el razonamiento.
No sólo la naturaleza es nuestra enemiga y se halla dispuesta siempre a trituramos sin compasión, sino que los riesgos más tristes, por ser los más insidiosos, nos llegan de nuestros semejantes, de aquellos que juzgamos nuestros amigos, nuestros hermanos.
La niña de formas graciosas pero indecisas se convirtió durante aquel invierno en una joven de elevada estatura, de gallarda y noble presencia. Nolo quedó sorprendido y confuso al verla. No supo hablarle como antes. Demetria no volvió á parecer por la Braña. En vano el zagal la aguardó una y otra semana con valiosos regalos adquiridos á costa de no pocos trabajos y riesgos.
No se dormia nadie, que todos en alto silencio escuchaban, y si le interrumpian, era para dar pruebas de admiracion y ternura general; y con tan vivos y bien sentidos términos se hablaba de las obligaciones de los reyes, del amor de la virtud, y de los riesgos de las pasiones, que arrancáron lágrimas á Babuco: el qual no dudó que fuesen los predicadores del imperio aquellos héroes y heroinas y aquellos reyes y reynas que acababa de oir, y hasta hizo propósito de persuadir á Ituriel que los viniese á escuchar, cierto de que semejante espectáculo le reconciliaria con Persepolis para siempre.
¡Oh, la vida dura de continuos riesgos, la necesidad de ganarse el pan luchando con la oscuridad, con las tempestades y con el hombre, que era el peor de los enemigos!
El defenderse está bien; pero matar sin necesidad... y sin riesgos... Sobre todo a inofensivas perdices... ¡Pobres animalitos! Fue esto dicho sencillamente y sin falsa sensibilidad, de tal modo que Liette, tan sencilla y tan natural, quedó enamorada de aquella naturaleza tan igual a la suya. Carlos leyó en sus ojos esa muda aprobación y sintió una viva alegría.
5 Enfermar con el remedio, de D. Pedro Calderón, Luis Vélez de Guevara y D. Jerónimo Cáncer. 6 Los riesgos que tiene un coche, de D. Antonio de Mendoza. 7 El respeto en el ausencia, de Gaspar de Ávila. 8 El conde Partinuples, de Doña Ana Caro. 9 El rebelde al beneficio, de D. Tomás Ossorio. 10 El español Juan de Urbino, del licenciado Manuel González. 11 Lo que puede una sospecha, del Dr.
Pocos son los hombres que se sobreponen completamente á las circunstancias que los rodean: pocos son los que arrostran un gran peligro por la sola causa de la verdad; pocos son los que en situaciones críticas no buscan una transaccion entre sus intereses y su conciencia. En atravesándose riesgos de mucha gravedad, el mantenerse fiel á la virtud es heroismo, y el heroismo es cosa rara.
»En esto convienen abiertamente algunos de sus discípulos mas fieles; la sospecha sea o no fundada, basta su existencia, y que esta opinion se haya establecido. »Pero en último resultado la vida activa tiene siempre razon; de suerte que la filosofía está expuesta á grandes riesgos.
Se le escribió a don Carlos nada más que esto: que era preciso llevar consigo a Anita, pues si la niña no vivía al lado de su padre, corría grandes riesgos, si no estaba en peligro inminente, el honor de los Ozores. Don Carlos entonces no podía restituirse a la patria, como él decía. Pasaron años, pudo y quiso acogerse a una amnistía y volvió desengañado.
Palabra del Dia
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