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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Pedí el automóvil y partí, rumbo a la Avenida Quintana, donde vive mi amiga en su magnífico palacete. Entré de rondón en la casa. Todo estaba en ella revuelto, con ese desorden precursor de una mudanza. Los armarios de par en par, y por todas partes baúles abiertos, grandes y pequeñas cajas, enseres de todo linaje.

Acudieron muchos de los presentes á examinar los estragos, y un señor dijo: «Es que se ha hundido la mesa y todas las figuras se han revueltoEmpezaron á recoger las figuras y á ponerlas en orden. Después del minucioso recuento y de reconocer una por una todas las piezas, se echó de menos algo. Buscaron y rebuscaron; pero sin resultado. Faltaban dos figuras: la Mula y el Buey.

Un historiador del revuelto tiempo de la Liga no escribia de la misma suerte que otro del reinado de Luis XIV; y trasladándonos á épocas mas cercanas, las de la revolucion, de Napoleon, de la restauracion, y de la dinastía de Orleans, han debido inspirar al escritor otro estilo y lenguaje.

Al amanecer, viéndole en profundo letargo, levantose cautelosamente y echó mano al puñal y las papeletas. Escondido el primero, vació todo el contenido de las segundas en un periódico, metiéndolo todo revuelto en un cucurucho para llevárselo a Ballester.

Constantino, Clovis, Santa Genoveva, Carlomagno, Godofredo, Juana de Arco, reyes, héroes, Napoleon, el cardenal Gonsalvi; razas distintas, gustos diversos, diversos caractéres, civilizaciones contrarias: todo está revuelto y mezclado aquí, como se mezclan en un nicho las cenizas de varios difuntos.

A un muchacho, aunque no lo necesite, nunca le viene mal un puñadillo de duros. ¿Ha oído Vd. lo que hemos hablado? ¿Quiere Vd. venir a mi casa unas cuantas mañanas? señor, y haré lo posible por complacerle. Bueno, pues cuento con Vd. ¿Cuándo empezaremos? porque yo lo tengo allí todo revuelto. Cuando Vd. quiera. Mañana mismo. Le espero por la mañana a las once.

El presbítero andaba tan revuelto y acongojado, que apenas si había contestado a lo que le preguntaban. Se había puesto pálido, ojeroso, y cuando alguna vez cantaba cosas de ópera, arrastraba de tal modo las notas, que parecía que se las paseaba a uno por las tripas.

Subió al segundo paredón y miró a la mar, cuyo horizonte en aquel momento no era muy extenso, a causa de la niebla. Los días anteriores había soplado el noroeste, y la había encrespado y revuelto hasta el fondo. Grandes olas hinchadas venían de lejos extendiendo sus lomos gigantescos y se estrellaban con fragor contra la punta del Peón, escupiendo sus espumas a lo alto.

Napoleón, porque aquello está muy revuelto y usted solo lo podrá arreglar». Y Napoleón coge la Corona y se la da a su hermano, mientras volviéndose a ustedes les dice: «Españoles, conozco vuestros males y voy a remediarlosPero ustedes se encabritan con aquello, y contestan: «No, camarada, aquí no entra usted.

Entonces ¡ay! es ella quien al revuelto mar dice: ¡Detente! la que apaga el rumor del oleaje y hace que el Sol magnífico, esplendente, rompa del nubarrón el denso encaje. Es ella, quien a raya pone al viento y amansa sus rigores; aliento del que mísero desmaya y quien conduce a la distante playa las barcas de los pobres pescadores.

Palabra del Dia

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