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Actualizado: 22 de julio de 2025
Cristeta, retirando una mano que don Juan le tenía cogida entre las suyas, se puso en pie como tocada de un resorte. No hizo ademán de resistencia premeditada, ni fue el suyo acto sugerido por la voluntad, sino movimiento instintivo con que, sintiéndose flaquear, se apercibió a la defensa, viendo inevitable y cercana su amorosa derrota.
Siempre me ha de hacer falta a mí lo que a ti te conviene soltar.... Adiós.... Y sin entrar en el despacho dejó libre la mampara de resorte que tenía sujeta y se fué. Dió las señas al cochero de un hotel situado en el barrio Monasterio y se reclinó en un ángulo, mordiendo su cigarro y resoplando con evidente satisfacción.
Así, nada les debe la libertad, pero el despotismo les debe mucho, pues han sido siempre un resorte de gobierno, y precisamente el que ha dado continuidad y estabilidad al poder, al proveerlo del único carácter que podía hacerlo hereditario el carácter sagrado desde que las capacidades naturales no se transmiten necesariamente de padres a hijos.
Encontramos, pues, en estos autos una multitud de creaciones puramente alegóricas, que no sólo personifican ideas, sino que se transforman en individuos, y que nos interesan vivamente por su existencia y acciones, por sus pensamientos y voluntades; hasta la metafísica, sin hacerse valer á costa de la poesía, se convierte, en virtud de la fábula, en resorte de intuición poética.
Ciñendo la carretera, con el rostro vuelto hacia los coches, suelen cruzar a paso largo algunos señoritos de palo, con el felpudo sombrero ladeado, puños salientes, levita abrochada hasta la nuez y báculo. Llevan dentro un resorte que en ciertos momentos les obliga a detener el paso, llevar la mano al sombrero, agitarlo en el aire, ponérselo otra vez y seguir andando.
Á este cilindro se le da movimiento por un resorte que está debajo de la tabla que sirve de base á la muñeca, de modo que el espectador no se aperciba á primera vista del secreto de aquella operacion. Hay una que dice: me llamo María y hablo mejor que mi hermana.
Se cerraron los coliseos y el duelo fué general cuando, corriendo los días sin descubrirse al delincuente, recurrió la autoridad eclesiástica al tremendo resorte de leer censuras y apagar candelas. Por su parte el marqués de Villagarcía, virrey del Perú, había llenado su deber, dictando todas las providencias eme en su arbitrio estaban para capturar al sacrílego.
Sólo entre las colegiatas de León y Toledo hay ahora cinco prebendas vacantes. ¡Imagine usted qué puesto tan hermoso para trabajar en pro de lo que todos deseamos! Altiveciose entonces Tirso, se puso en pie como si su asiento tuviera un resorte que le impulsara y, ofendido, trémulo de ira y de vergüenza, repuso, sin disimular el enojo: Señora, ni sabe Vd. lo que dice, ni a quién se lo dice.
Ripamilán, mientras discutía acalorado con su querido amigo don Víctor, en pie, moviendo la cabeza como con un resorte, arreglaba la ensalada tercera de la Marquesa, con una habilidad de máquina en buen uso, y la señora le dejaba hacer, tranquila, aunque sin quitar ojo de sus manos, segura del acierto exacto del diminuto canónigo.
Ledesma salió asombrado, comprendiendo la razón de la malísima cara que tenía el duque. Poco después, en vista de las minutas que se estaban extendiendo, se daba por segura en las secretarías de Estado la caída del ministro universal duque de Lerma. Lerma entre tanto, encerrado de nuevo, buscaba en vano el resorte del secreter que cubría el pasadizo por donde había desaparecido el bufón.
Palabra del Dia
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