Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de noviembre de 2025


Para el muerto la unción de los gusanos, repartición, de carnes entre hermanos: ¡comedia eterna, repugnante dolo! Mayo, 1920. Poetisa contemporánea, casada con norteamericano, pero españolísima de sentimientos. A ALEJO VALD

Estaba Ana sola en el comedor. Sobre la mesa quedaban la cafetera de estaño, la taza y la copa en que había tomado café y anís don Víctor, que ya estaba en el Casino jugando al ajedrez. Sobre el platillo de la taza yacía medio puro apagado, cuya ceniza formaba repugnante amasijo impregnado del café frío derramado. Todo esto miraba la Regenta con pena, como si fuesen ruinas de un mundo.

En el corral, delante de la casa, roncaban tres cerdos negros y enjutos, hociqueando la basura. Las gallinas picoteaban en medio tonel lleno de garbanzos deshechos, judías despanzurradas y huesos de aceituna, todo formando un plasma repugnante. Eran residuos de comida recogidos en las casas; los restos de los pucheros que nutrían a Madrid.

En los años siguientes, la tal fiesta nunca había pasado de ser una feria populachera, durante la cual pretendían inútilmente parodiar su gloria otros poetas escogidos por el favoritismo político. Hasta una vez ¡oh, espectáculo repugnante! el designado para cantar tan sublime aniversario había sido una poetisa, es decir, un hombre, cosa nunca vista después de la Verdadera Revolución.

En cierta ocasión agarró un moño como se podría coger una fruta, tiró de él y una copiosa cabellera negra se le quedó en la mano, por lo que se dijo que en sus grandezas imitaba a Julio César, y en su modo de guerrear a los salvajes. Era una mujer alta y gorda, no tan gorda que llegara a ser repugnante, sino llena, redondeada y bien compartida.

Una sola vez, con la desesperada energía del enfermo que traga un medicamento repugnante, había seguido á uno de estos animales hermosos, para sentirse poco después arrepentido de su vileza y avergonzado de su fracaso. Eres ; , y ninguna más dijo sombríamente . , ó nadie. Alicia habló con el mismo tono grave. Sabía por experiencia lo que era esto.

Y por último, en medio de los dos rios, la parte aristocrática y opulenta de Lyon, irregular, fea y repugnante al pié de Croix-Rouese, pero luego elegante, suntuosa, rejuvenecida y llena de animación hacia abajo, hasta su límite en la confluencia de los rios, al sur de la espléndida estacion del ferrocarril, que pudiera llamarse el Palacio de las locomotivas.

Porque resulta que los gobiernos al uso, ya porque se les defiende, ya porque no se les pegue con mucha fuerza, lo mismo necesitan ser rumbosos con sus huestes que con las enemigas. Lo que nunca vió bien claro don Simón fué lo repugnante del papel que él mismo desempeñaba entre aquellos hombres, de cuya conducta, y con razón, se escandalizaba.

La repugnante zambra habíase alargado bastante, porque eran ya casi las doce. Yo no corría, volaba, y en poco tiempo llegué a la calle de la Amargura, mortificado por el recelo de acudir tarde.

¡Hola! dijo ella con una sonrisa repugnante ; ¡hola! ¡, tan fuerte, y tiemblas! Tiemblo... tiemblo... Si crees que es posible sentir tu garra sobre mi piel, te equivocas. Pero, si en lugar de ese cuero negro y curtido se tratase de una mano blanca y regordeta, ya verías entonces si Kernok... Y balbuceaba, bajando involuntariamente la vista ante la mirada fija e insistente de la bruja.

Palabra del Dia

reclinados

Otros Mirando