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Actualizado: 8 de noviembre de 2025


E destos maravedís que á este precio compraron muchas personas de sus reinos, les mandaba dar sus privilegios para que fuesen situados en cualesquier rentas de las cibdades, villas é lugares de sus reinos, para que los oviesen é llevasen todos los años fasta que les mandasen volver las quantías de maravedís que por ellos dieron.

Porque , muerta yo, te quedarás sola..., enteramente sola; y esto, aun con mucho dinero y grandes rentas, es muy triste... En una palabra, hija mía, y para cansarte menos, ese hombre que se necesita aquí, inteligente y rico, no ha de ser un administrador, ni un asociado como otro cualquiera, sino tu marido. ¿Me entiendes ahora?

Pero había otra consideración que le dolía más, que la tenía llena de sobresalto, y que, agravándose cada día, llegó a ser para la Condesa un tormento continuo. El Marqués caminaba precipitadamente a su total ruina: estaba empeñado hasta los ojos; la usura consumía ya lo mejor de sus rentas.

De esta clase son aquellas mujeres que vulgarmente llaman teatinas, las cuales son de estos padres reducidas al desprecio del mundo, y ellos entre tanto cogen sus joyas, vestidos, aderezos de casa, y finalmente muy buenas rentas.

Considerábanse estas como esencialmente sujetas á la catedral, y reconocíase la Iglesia Mayor como madre aun de aquellas mismas que gozaban de alguna independencia por derechos ó privilegios de patronato . Así el clero parroquial hacia una vida análoga á la del cabildo de canónigos; esto es, los beneficiados y clérigos que le componian, vivian como regulares bajo la autoridad del rector ó abad de la parroquia , el cual, con la parte que le tocaba de las rentas de la misma, tenia que vestirlos y mantenerlos con la debida decencia, estando al propio tiempo autorizado para castigarlos si no cumplian con su obligacion en el servicio del coro y de la iglesia.

España estaba entonces debilitadisima: echado por tierra su comercio, la labranza de los campos bastante frecuentada; pero por la general pobreza sin producir á los labradores buenas rentas, sino mezquinas cantidades.

Cuando Barberau, su antecesor, se retiró no adónde, para vivir de sus rentas, un cliente recomendome a este, que se estaba literalmente muriendo de hambre. Llamó M. L'Ambert, y ordenó al ayuda de cámara, que se presentó al instante, que hiciera subir a Singuet, el nuevo portero. Acudió el hombre, y lanzó un grito de espanto al contemplar el rostro de su amo.

Lo que se guardase en todo tiempoHabiendo ofrecido el chantre D. Pedro Ponce de Leon 10000 ladrillos y 600 cahices de cal para la fábrica del nuevo hospital de S. Sebastian, con otras rentas vitalicias que gozaba, resolvió el cabildo á 13 de febrero que se hiciese dicha fábrica nueva, y nombró al referido chantre para cuidar de ella: lo que se hizo con gran magnificencia.

Eso demuestra, que siendo exorbitantes las rentas reales, siendo parca nuestra mesa y pocos nuestros trenes y nuestros vestidos, las rentas reales son robadas. ¡Robadas, robadas! esto es demasiado grave. Yo no creo que un caballero tal como el duque... ¿Si te doy una prueba de que el duque vende los oficios miserablemente?...

M. Scott opuso alguna resistencia. Si yo no estoy aquí decía, y vengo sólo dos o tres meses del año a América, para vigilar nuestros intereses, las rentas disminuirán. ¡Qué importa! respondía Zuzie, somos ricos, demasiado ricos... Partamos, os ruego. ¡Estaremos tan contentas, seremos tan felices allá!

Palabra del Dia

vengado

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