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Actualizado: 13 de junio de 2025


Acometiole un deseo vivo de escuchar su plática, y sin reflexionar sobre el peligro que corría, fuese acercando poco a poco al seto, doblando el cuerpo para no ser vista. Buscó el paraje más sombrío y seguro, y escuchó. Sólo se les oía cuando cruzaban cerca. En cuanto se alejaban unos cuantos pasos no se percibía palabra alguna.

Toda reflexion intelectual sobre ellas será imposible; porque la reflexion no es la sensacion: esto es un objeto de aquella, mas ella misma. Así el rudo tiene la misma sensacion que el filósofo, pero la reflexion sobre ella. Mil veces sentimos sin reflexionar que sentimos.

Un silencio profundo sucedió al tumulto estrepitoso y a las excitaciones vehementes que se habían prodigado poco antes al primer espada. El toro, viendo aquel enemigo pequeño, que se había burlado de su furor, se detuvo como para reflexionar. Temía sin duda que se le escapase otra vez.

Conozco bien tu genio; eres impetuoso en extremo, y tal vez antes de reflexionar sobre mis palabras y equivocándote acerca de su sentido, te inflamarías como una pólvora, lo echarías todo a rodar y me asustarías horriblemente como en la noche que celebramos el santo de mamá. Por eso, después de vacilar mucho, me resuelvo a decírtelo por escrito y no de palabra.

Pero, señorita Marcelina, no se mate así porfió Julián . Son figuraciones, señorita, figuraciones. Ella le tomó las manos entre las suyas, que ardían. Dígale usted a mi marido que la eche, Julián. ¡Por amor de Dios y su madre santísima! El contacto de aquellas palmas febriles, la súplica, turbaron al capellán de un modo inexplicable, y sin reflexionar exclamó: ¡Tantas veces se lo he dicho!

Si recordamos de nuevo la tendencia predominante en Calderón de pensar y reflexionar, dote que nos ha dado la clave de diversas particularidades de su composición dramática, averiguaremos que esta misma propensión ha impreso otros rasgos característicos en su arte dramático.

Y no hay más remedio». Quería que le consolase el reflexionar que por ella era todo aquello, que por ella había él vuelto a sentir con vigor las pasiones de la juventud que creyera muertas, y que por ella, por respetar su pureza, se encenagaba él en antiguos charcos; pero esta idea no le consolaba, no apagaba el remordimiento.

Sin pedir explicación alguna, una súbita sospecha hirió á la señorita Guichard como un rayo de luz; pero no tuvo tiempo de reflexionar. Mauricio, empujando á su mujer hacia los brazos de Roussel se arrojó en los de Clementina. ¡Ah! mi querida y respetada tía! ¡Cómo agradecer á usted su bondad!... ¡Porque á usted debemos la dicha de ver aquí á mi padrino en este día!

Por nada del mundo hubiera hecho el más leve movimiento capaz de romper el encanto. No cuánto duró aquél, verdadero éxtasis, quizás varias horas, acaso tan sólo algunos minutos; pero tuve tiempo de reflexionar mucho, tanto como puede hacerlo un cerebro cuando está en lucha con un corazón privado absolutamente de sangre fría.

Hay que hacer justicia al pobre chico. Cuando se halló más desahogado y tranquilo, guardó el retrato donde solía y comenzó a pasear a lo largo de su gabinete y a reflexionar como su padre deseaba, «con la cabeza fría y el corazón sosegado». Porque Ángel se consideraba ya en aquellos instantes con el juicio y la sangre en su ordinario nivel.

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