Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 13 de mayo de 2025
A cada instante decía: «¿No piensa usted como yo?», y andando de un lado para otro, se tiraba con violencia en sillas y sofás para probar su blandura, se arrodillaba en el cojín de un reclinatorio, daba vueltas alrededor de un biombo, se reía como un salvaje, ponía el dedo en los bronces, acariciaba las mejillas de las ninfas doradas, decía chicoleos a las damas retratadas, y siempre que iba de una sala a otra, daba fuertes golpes con su bastón sobre el piso, como deseando que también la alfombra recibiese, con el lenguaje de los palos, la expresión contundente de la ira del pueblo... En tanto Isidora no le podía mirar.
Estaba arrodillada en un reclinatorio, con la hermosa cabeza apoyada en las manos cruzadas y con los ojos fijos en el cielo como para implorarle. Me estremecí. Por segunda vez y con mucho mayor intensidad que la primera, tuve la sensación de que Lea Peralli estaba delante de mí.
Misia Casilda pasó a su cuarto, impotente ya para seguir fingiendo, y echada en el reclinatorio, delante del nicho desierto, lloró largo rato...
En un viejo reclinatorio de nogal había hecho yo un altar, donde rezaba mucho. Teníalo cerrado por las noches, y al abrirlo por las mañanas, al ver mis santos y mis imágenes, me parecía tener allí un pedazo de cielo. Aquel día fué muy triste para mí, porque tuve que desclavar mi altar del sitio donde estaba, y muchos santos se me rompieron, dejando en el mueble el pedazo por donde estaban pegados.
En dos por tres quedó arreglada y lista, con su cama que alheaba, y su escritorio, y su lavabo, y cuanto era indispensable. Nada faltaba allí, ni el reclinatorio. El P. Solís nos prestó uno muy elegante, con un crucifijo muy devoto. Venga a cualquiera hora; decía la joven ¡que venga, que todo está listo!
Marcelo dijo que si su madre recobraba el sentido, la prepararía inmediatamente a bien morir: sin más que un reclinatorio, un crucifijo y dos velas, improvisó un altar a la derecha de la cama y sacando de bajo los hábitos un libro se puso en oración.
Caída sobre los hombros la capucha, desabrochado el hábito que mostraba el hercúleo cuello, desnudos hasta el codo los velludos brazos que tenía cruzados sobre el pecho, saludó reverentemente al abad y se dirigió con toda calma al reclinatorio que le estaba reservado en el centro de la sala.
Y volvió a arrodillarse en el reclinatorio. Luciano, dejando sobre la mesa el frasco, se colocó a los pies de la cama y permaneció sin apartar la vista de su madre.
Al acercársele los robustos legos para obedecer las órdenes del abad, desapareció toda la placidez del novicio, que asió con ambas manos el pesado reclinatorio de roble y levantándolo en alto como una maza, gritó con voz potente: ¡Teneos! ¡Juro por San Jorge que al primero de vosotros que ose tocarme le rompo la cabeza en mil pedazos!
El marqués de la Algaba, noble sevillano que en la primera mitad del siglo XVII era muy conocido en la ciudad, tuvo un desafío con el Asistente de la ciudad, el cual desafío fué célebre por circunstancias diversas, y cuyo motivo fué el siguiente: En la casa de los jesuitas hubo una gran función religiosa á fines de Agosto de 1628, y para asistir á ella como era propio de su rango, el marqués de la Algaba mandó á los ignacios que le colocaran en lugar preferente del templo una gran silla con su reclinatorio y almohadas.
Palabra del Dia
Otros Mirando