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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Adelantó con tanta rapidez en la escultura que a los dieciocho años admiraba Florencia su bajorrelieve de la Batalla de los Centauros; a los veinte hizo el Amor Dormido, y poco después su colosal estatua de David. Pintó luego, uno tras otro, sus cuadros terribles y magníficos.
Por ejemplo, a nadie puede caber duda de que el león ha sido traído para despertar en el corazón de los espectadores la nobleza y la bravura, como el leopardo la fiereza, el lobo la rapidez, la hiena la crueldad, el mono la astucia y el oso la calma.
Yo puedo haber sabido su existencia hace poco tiempo. Este es el plan. Y con rapidez maravillosa pasó á ejecutarle. ¡Locura! ¡Locura! Estás engañado por falaces apariencias. Si no dije nada en el momento del proceso, es porque no sabía nada.
Y siguió relatando con rapidez aquella página fea, deseando concluirla pronto.
Clementina se vió vencida; arrojó un grito sordo, se le subió la sangre á la cabeza y le pareció que la habitación daba vueltas con extraordinaria rapidez. Extendió los brazos buscando un punto de apoyo y oyó á su enemigo que exclamaba: ¡Bueno!; ahora una congestión: no faltaba más que esto. Clementina se desmayó.
Sería prolijo detallar el laboreo de los cabos de maniobras que, lo mismo el de las brazas, respondía á las necesidades subsistentes. En el modelo del Museo naval, antes mencionado, pueden apreciarse las variaciones introducidas para alcanzar facilidad y rapidez mayor en las faenas con empleo de menos brazos que en el siglo XV.
Desalado ó saladísimo, por esta misma causa ofrécese el mar pesado ó ligero, más ó menos movible. Esa mezcla continua, con sus variaciones, hace correr el agua con más ó menos rapidez, es decir, produce corrientes corrientes horizontales en el seno del mar y corrientes verticales del mar de las aguas al mar aéreo.
Repitió su súplica en inglés, y ella lo miró entonces de abajo arriba, sin odio, sin escándalo, con extrañeza, como en presencia de un atentado a las buenas formas sociales, asombrada de la rapidez con que aquel hombre pretendía suprimir de golpe todas las esperas prudentes establecidas por la costumbre. Good night dijo fríamente.
Y este odio silencioso que los dos llevaban en su pensamiento había estallado en la madrugada con la rapidez y la incoherencia de las querellas de borrachos. Unas cuantas palabras ofensivas, a las que no prestó atención el resto de la banda, y de pronto, botellas por el aire, bofetadas, lucha cuerpo a cuerpo.
Entonces llamó a su teniente Santiago, pero éste, creyendo que se trataba de mandar el fuego, había desaparecido con la rapidez del relámpago. ¡Santiago! repitió. Señor capitán, está en el fondo de la cala; dice que le ha enviado usted para que vigile cómo sacan la pólvora. ¡El miserable! ¡Por Santiago! que le traigan muerto o vivo; y tú, Alvarez, dame mi bocina de combate.
Palabra del Dia
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