United States or Sierra Leone ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡Sueña, sueña, hombre infeliz, que no he de ir yo a impedírtelo!... Golpea de firme en el tambor, toca haciendo un remolino con los brazos. No puedes parecerme ridículo. Si sientes la nostalgia de tu cuartel, ¿no experimento yo la nostalgia del mío? A me persigue mi París hasta aquí como el tuyo. tocas el tambor bajo los pinos. Yo emborrono cuartillas... ¡Somos los dos unos provenzales!

Por lo que hace á la manera de recitar los romances, ocúrresenos también ahora la presunción ya indicada al hablar de los provenzales, de que se hacía mímica y dramáticamente.

Al pasar por la Provenza se siente uno conmovido por un mundo de recuerdos que hacen soñar con los heróicos tiempos de los trovadores provenzales, esos inspirados y galantes fundadores de la lengua francesa y propagadores, de la poesía, la música, el canto, el sentimiento caballeresco y religioso y el espiritualismo de la idea cristiana.

Para demostrarlo con algunos ejemplos, tomados de la literatura de la Edad Media, recordaremos la divulgación de las invenciones francesas, bretonas y provenzales, hecha en toda Europa por las poesías caballerescas, por la traslación y división de los Gesta romanorum y de la Disciplina clericalis en los Fabliaux y en las novelas posteriores, así como por la combinación y enlace repetido de las últimas entre ; problema ya resuelto por investigaciones recientes, y en particular por las de Val.

Aunque sea del todo falsa la noticia que hallamos en Nostradamus y Crescimbini, de haber escrito dramas los trovadores Lucas de Grimauld, Hugo Brunet, Arnaldo Daniel y Anselmo Faidit , lo cual no puede probarse aduciendo la razón de que hoy no existan, poseemos manuscrito el misterio completo de Las vírgenes prudentes y locas, drama religioso occitánico, que cita en parte Raynouard . Esta composición, de la primera mitad del siglo XI, es sin disputa la única de su especie, que hasta ahora se ha encontrado en los manuscritos provenzales, no habiendo motivo suficiente para colegir de esto que fué el único ensayo de su época y de la posterior.

Nostradamus confirma esta presunción al expresarse así, hablando del juglar Nouës: «Era buen cómico, y cantaba en los palacios de los grandes señores, andando á un lado y á otro, haciendo gestos significativos, moviendo su cuerpo, modulando diversamente su voz, y dando á conocer en todas sus acciones que era un verdadero cómicoAunque Nostradamus no merezca en todo crédito, parece verosímil que sea fiel intérprete de las tradiciones que se conservaban acerca de las costumbres de los cantores provenzales, pues á no ser así no se explican tales descripciones.

Parece ser que el tahonero era de una parroquia dedicada de mucho tiempo atrás a Nuestra Señora, a la que los provenzales conocen por el piadoso nombre de la Buena Madre y que lleva en brazos al Niño Jesús; el yerno, por el contrario, cantaba ante el facistol de una iglesia recién construida y consagrada a la Inmaculada Concepción, esa hermosa imagen risueña que se representa con los brazos colgantes y despidiendo rayos de luz las manos.

Debemos hacer mención expresa del famoso poema del Cid, el más antiguo y original monumento de la lengua y poesía castellana, cuya composición se fija de ordinario con alguna certeza á mediados del siglo XII. Algunos creen que eran semejantes á esta poesía los cantos asturianos populares y heróicos más antiguos , escritos en versos, compuesto cada uno de otros dos, parecidos á los de los Nibelungen y primeras obras rimadas provenzales, y á los de las poesías posteriores de Apolonio de Tiro y de Alejandro el Magno . Esta opinión no se funda, sin embargo, en razones convincentes.

También los serventes, aunque no siempre, son cantos provenzales dialogados, como observamos en Díez, Leben und Werke der Troubadours, pág. 145. Los juglares formaban la segunda clase principal de cantores provenzales, y se llamaban así los mímicos y poetas, que cantaban por dinero ó vivían de la música y poesía.

Aun no habia transcurrido un siglo desde este hecho glorioso, y ya vemos á D. Pedro 2.º el Católico coronarse y ungirse con magnífico aparato en 3 de noviembre de 1204 en Roma, á donde pasó desde la Provenza con cinco galeras y buena armada de navíos, llevando consigo mucha gente principal de aragoneses, catalanes y provenzales.