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Actualizado: 10 de noviembre de 2025
Hasta había recobrado de su padre, por intercesión de don Pablo, el cuchillo regalado por Febrer, y contaba con la promesa de una pistola moderna presente del capitán: una de aquellas armas milagrosas que había admirado en Palma en los escaparates del Borne. Apenas se efectuase el casamiento de Margalida, saldría en busca de novia por el cuartón, llevando en la faja estos dos nobles acompañantes.
Tú estás segura de que seré feliz en el matrimonio; yo lo dudo, y quisiera ver claro en mi corazón antes de decidir nada. ¿Es mucho pedir? No, querida respondió la abuela con un relámpago de satisfacción en los ojos. Tengo confianza en tu promesa. Estudia todo lo que quieras, puesto que el estudio es la manía de las jóvenes de ahora; te doy carta blanca.
El Misionero de aquella Reducción, que con sus sudores había ganado aquella alma para Dios, envió al punto tras él á algunos fervorosos cristianos, que habiéndole alcanzado en una Ranchería de infieles, le reconvinieron con la promesa que había hecho á Dios en el bautismo y con la palabra que había dado á los Padres de quedarse en el pueblo de San Rafael.
Pero nosotros no pudimos saber lo que fue. Su lengua se negaba a articular una palabra más; el silencio de la muerte habíase apoderado de él. Así desapareció de este mundo, y así fue cómo yo me encontré ligado a una promesa que tenía la intención de cumplir, aun cuando él no nos había revelado su secreto, como nosotros confiadamente lo habíamos esperado.
Para contrarrestar estas nativas disposiciones cómicas de su rostro, había determinado no reirse jamás, y cumplía su promesa religiosamente. Además, para el mismo efecto acostumbraba sabiamente a entreverar sus palabras con las más ásperas y temerosas interjecciones del repertorio nacional, y varias de su invención particular.
Vázquez repuso, con enternecida gratitud: Es esto muy amable de su parte, Laura... Espero que cumpla su promesa... ¡Y crea que será para mí un gran placer recibir en mi casa a mis queridos amigos Adolfo y Laura Itualde!
Sí, señor, con usted; porque cuando yo hice esa promesa a Nieves, contaba con el balandro de usted, con la competencia náutica de usted y con la galantería de usted. Conque a ver si se atreve a dejarnos mal ahora con esta señorita y con su señor padre, que no tiene otro afán que el de complacerla.
Arturo, que adoraba a su madre, prometiole en su lecho de muerte cuanto ella quiso; promesa tanto más fácil de cumplir, cuanto que, desde su infancia, experimentó un miedo horrible hacia su tío y había sido acostumbrado a someterse siempre, sin oponer la menor resistencia, a sus menores indicaciones.
39 Y todos éstos, aprobados por testimonio de la fe, no recibieron la promesa, 1 Por tanto nosotros también, teniendo puesta sobre nosotros una tan grande nube de testigos, dejando todo el peso del pecado que nos rodea, corramos por paciencia la carrera que nos es propuesta,
Aunque su tío Rafael le había asegurado que en durmiendo la mona recordaría la sagrada promesa que le había hecho, su inquietud no le permitía esperar con calma al día siguiente. Ansiaba que por cualquier medio recobrase la razón y con ella la conciencia de sus obligaciones.
Palabra del Dia
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