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Actualizado: 11 de junio de 2025
Tú sí que eres un imán para los extranjeros respondió Rita . ¿Por qué has colocado al mayor cerca de Eloísa? Escucha las simplezas que le está diciendo. Te advierto, primo, que vas adquiriendo la facha y el garbo de un Diccionario.
Primo de Rivera me enviaría dos Generales del Ejército español, que permanecerán en rehenes hasta que yo y mis compañeros llegásemos á Hong-kong, y se recibiera el primer plazo de indemnización, ó sean los 400,000 pesos.
La Fontana lo ha resuelto y se hará: ya está preparado el retrato. Y por cierto que es una linda obra: está representado de uniforme, y con el libro de la Constitución en la mano. ¡Gran retrato! Como que lo hizo mi primo, el que pintó la muestra del café Vicentini. ¿Y el Gobierno prohibe la fiesta? Sí: no le gustan esas cosas. Pero habrá procesión ó no somos españoles. El Gobierno la prohibe.
Cuatro años habían pasado desde la introducción de mi primo en la sociedad: habíale perdido ya de vista, porque yo hago con el mundo lo que se hace con las pieles en verano; voy de cuando en cuando, para que no entre el olvido en mis relaciones, como se sacan aquellas tal cual vez al aire para que no se albergue en sus pelos la polilla.
Sus ojos se fijaron en mí antes que en los demás y no vi que se turbaran. Sus labios expresaban un gracioso descuido y me hizo un signo amistoso con la cabeza, con esa acogida fácil que caracteriza á los artistas, acostumbrados á recibir los homenajes de los desconocidos, como príncipes en medio de la multitud. Pector salió á su encuentro y nos presentó, á su primo y á mí.
El dueño de este gran establecimiento, que tanto ha de llamar la atención, es Pepe Samaniego, a quien ha facilitado el dinero para montarlo mi primo D. Manuel Moreno-Isla, el hombre más bueno y más generoso del mundo, y con un capital... ¡qué capital!
Si no son cuatro, no bajan de tres con ésta las veces que has recibido las noticias de tu primo como el diablo la presencia de la cruz; y ¡qué quieres que te diga?... me disgusta, me... vamos, que no me parece bien, porque no es justo... en fin, ¡qué canástoles! que hasta me desazona un poco...
Pasados algunos meses, y después de haber gastado todo el dinero que ella le llevó, la abandonó en Valencia, adonde fue a buscarla su desventurado padre, para traerla deshonrada, ni casada, ni viuda, ni soltera. Ved ahí, sobrinos míos, adónde conduce el extranjerismo exagerado y falso. Rafael, tú habrías podido ahorrarle sus desgracias dijo la condesa. ¡Yo! exclamó su primo.
Yo no lo quería creer; pero ya lo creo, lo creo como creo en la luz. Diciendo esto puso una rodilla en tierra. Alarmada y ruborizada Florentina dejó de prestar atención a la costura. Primo... ¡por Dios!... murmuró.
También Rufita González echó sus garbancitos fuera de la olla, disparándose sobre el tema de su «primo carnal» al enseñar a los de Peleches el gabinete que se le había dispuesto «en aquella pobreza», por si tenía a bien aceptarle cuando viniera, con el cariño con que había de serle ofrecido.
Palabra del Dia
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