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Hasta el presente dicho sea en honor de la verdad todos los militares del Tío Sam, desde los de más elevada jerarquía hasta el más humilde soldado, han procedido con exquisito tacto y corrección intachable; pero ya conocemos á los americanos del ejército, sabemos lo impertinentes que suelen ponerse, y cualquiera impertinencia en los actuales momentos podría originar un verdadero lío de funestas consecuencias para todos.

Yo no soy mas que un extranjero, un español, un gachupín, y todos acabarían por ponerse de acuerdo para afirmar que fué Maltrana el que guiaba el automóvil. Noto también que les causa á ustedes cierta satisfacción el espíritu de justicia que demuestran los nuevos gobernantes al perseguir á Castillejo por su delito.

Creo que se puede desafiar á todos los filósofos del mundo, á que señalen en este silogismo una proposicion falsa, ni dudosa, ó indiquen un vicio en la consecuencia, si no quieren ponerse en abierta contradiccion, por una parte con el testimonio de la conciencia, y por otra con todas las leyes de la razon humana.

Toda la nacion junta le rogó que se quedase, y los Turcos, y Turcoples hicieron lo mismo, solicitando siempre á Rocafort que le detuviese; pero como estaba ya resuelto de partirse, y habló con alguna libertad á favor d Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez, no quiso ponerse en peligro, ni dar ocasion á Rocafort que con pequeña ocasion le diese muerte como á los demás.

La persona encargada de organizar una compañía, debe hacer con los artistas algo de lo que las partes de una orquesta realizan para ponerse de acuerdo ó al unísono.

Comenzó a despojarse rápidamente de su traje de calle para ponerse el de media ceremonia con que comía y recibía a sus íntimos por la noche, más claro siempre, con un pequeño descote y los brazos cubiertos. La doncella, a una indicación suya, sacó un traje color fresa exprimida del gran armario de espejo que ocupaba enteramente uno de los lienzos de la pared.

Le dirás... ¡veremos cómo sabes dar el recado! Le dirás que tengo un niño... ¿oyes? No vayas a equivocarte.... Bueno, un niño.... Un niño... no sea que digas una niña, tonto; un niño, un niño. ¿No le digo más? Y que ya sabe lo que me ofreció... y que si quiere ponerse por padre de la criatura... y que mañana se bautiza. ¿Nada más? Nada más.... Esto... bien clarito.

Ahora se explicaba la repugnancia que había sentido al ponerse en contacto con aquel don Benito tan obsequioso y atento... ¡Y estos sentimientos eran irresistibles! Se los imponían otros que eran más fuertes que él. Los muertos le mandaban, y debía obedecer.

Miramos en ello, y uno de los que conmigo estaban fue a ponerse debajo de la caña, por ver si la soltaban, o lo que hacían; pero, así como llegó, alzaron la caña y la movieron a los dos lados, como si dijeran no con la cabeza. Volvióse el cristiano, y tornáronla a bajar y hacer los mesmos movimientos que primero. Fue otro de mis compañeros, y sucedióle lo mesmo que al primero.

Se fueron acercando, hasta que quedaron abrazados los dos gigantes. También don Rosendo saludó con efusión al joven; pero estaba tan preocupado con el peligro que había corrido su existencia, que al instante volvió a ponerse sombrío y melancólico. Apenas pudo contestar a las preguntas que el contramaestre le hizo, pidiéndole instrucciones por encargo del capitán.