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Círculo evidentemente vicioso; ponemos la causa de un hecho tan fecundo, en una abstraccion, en una generalizacion de lo mismo que queremos explicar: á un grande efecto le señalamos una causa nula, que no tiene mas existencia que en nuestro entendimiento, y que solo nace del mismo efecto cuyo orígen investigamos.

Es tal vez una felicidad que nuestras esperanzas no sean matemáticamente exactas y que en nuestro destino tenga tanta influencia la suerte. Además, la vida es breve, el porvenir incierto; si la fortuna ha de venir á nosotros, conviene abrirle el camino para que llegue velozmente; ¿y qué mejor camino que el juego?... Cuando ponemos nuestras esperanzas muy lejos en el tiempo, valen muy poco.

Por el contrario, es preciso que cuide usted de salir alguna vez durante nuestra ausencia, para que todo el mundo sepa que está en París. ¡Todo el mundo! ¿Quién tiene interés en vigilarme y en temerles á ustedes? El ó los cómplices, ó los culpables mismos, en cuyo lugar sufre y expía Jacobo... Si los ponemos en guardia pueden escaparse.

Abominable, perversa y sin entrañas es la tal doctrina, aunque la haya predicado Federico Nietzsche, apoyándose en ideas y sentencias de aquel antiquísimo profeta del Irán, a quien llamaron los griegos Zoroastro. El Sr. Gener adopta en parte la opinión de Federico Nietzsche, y en parte la reprueba. Vamos a ver si lo ponemos todo en claro.

Los mozos eran más reverentes con las mujeres, y algunas de éstas imitaban ya a doña Luz, no sin maña, en modales y compostura y hasta en el primor y atildamiento con que ella tenía los muebles y alhajas de su tocador, salita y alcoba. En el momento en que nos ponemos ahora con la imaginación, doña Luz era un sol que estaba en el zenit.

Como la perdida de mi sobrina fue del teatro, y yo andaba metido siempre entre bastidores, ese señor cree que yo debo saber algo de tales negocios... Yo le he dicho a todo que . me pondrás al corriente de ciertas cosas. Lo principal es que nos ponemos las botas..., y mientras dura... vida y dulzura. Te azvierto que yo no vuelvo al coro... Quiero ser parte, y tres duros.

Es mucha la devoción que la tienen los tablanqueses y todos los habitantes de los pueblos comarcanos; y su fiesta, en el mes de agosto, de las más concurridas y celebradas de todas las de aquella región. La imagen tiene una leyenda que no me habían referido ni Chisco ni don Sabas, y conocí por Neluco mientras volvíamos a ponemos en marcha, descendiendo hacia la vadera.

Para los felices mortales que vivimos en el presente siglo, á los que tan natural y legítimo nos parece el uso de todas las comodidades y ventajas de que disfrutamos, pues que á toda hora y sin el menor empacho ponemos el grito en el cielo á la menor falta que advertimos en el cumplimiento de las ordenanzas municipales, no podemos comprender la desidia y abandono de nuestros abuelos, en cuanto al régimen y gobierno de esta ciudad en las pasadas centurias.

Son de ver, a las mañanas, las diversidades de cosas que sanamos; que, como tenemos por enemigo declarado al sol, por cuanto nos descubre los remiendos, puntadas y trapos, nos ponemos, abiertas las piernas, a la mañana, a su rayo, y en la sombra del suelo vemos las que hacen los andrajos y hilachas de las entrepiernas.

Y para esto señalamos casas de arrepentidos. »Ítem, advirtiendo los grandes bochornos que hay en las caniculares y nunca anochecidas coplas de los poetas de sol, como pasas, a fuerza de los soles y estrellas que gastan en hacerlas, les ponemos perpetuo silencio en las cosas del cielo, señalando meses vedados a las musas, como a la caza y pesca, porque no se agoten con la prisa que las dan.