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Actualizado: 19 de julio de 2025
18 Por lo cual de temer es que no te quite con golpe, el cual no puedas apartar de ti con gran rescate. 19 ¿Por ventura estimará él tus riquezas, ni del oro, ni de todas las fuerzas de la potencia? 20 No anheles la noche, en la cual él corta los pueblos de su lugar. 21 Guárdate, no mires a la iniquidad; teniéndola por mejor que la pobreza.
Gravemente te engañas si piensas que las musas se preocupan de la pobreza, y que se hallan bajo su dominio tesoros de riquezas como de facundia poética.
Pero, esto no es una desgracia, ¿verdad? la pobreza es la menor de las desgracias... Dígame algo, tía, dígame que quiere mucho a su humilde sobrinita...
Obdulia, que no pudo habituarse a vivir entre cajas de muerto, enfermó de hipocondría; malparió; sus nervios se desataron; la pobreza y las negligencias de su marido, que de ella no se cuidaba, agravaron sus males constitutivos.
De pie en aquella triste altura, vió de nuevo su aldea nativa en la vieja Inglaterra y su hogar paterno: una casa semi-derruida de piedra obscura, de un aspecto que revelaba pobreza, pero que conservaba aún sobre el portal, en señal de antigua hidalguía, un escudo de armas medio borrado.
Fabrice la veía trabajar asiduamente en su ventana, y parecíale al incauto artista que ella fuese la imagen misma de la dicha y de las domésticas virtudes, y forjóse un idilio, barajando en el desvarío de su inexperiencia la alianza de la casta pobreza con la naciente fortuna.
Dirigiéndose a personajes ilusorios, que él veía animarse, sin duda, en el teatro de su imaginativa, prosiguió: ¿Decís que la expulsión reduciría a menos de la mitad la riqueza del reino? Tanto mejor, señores golosos. ¿Qué estado más digno y saludable para una república cristiana que la pobreza?
Así compuesta y encendida de calentura y vanidoso placer, parecía hasta hermosa, a despecho de sus pecas y de la pobreza de sus tejidos devastados por la anemia.
D. Pedro había muerto sin dejar a ningún hijo colocado. Había muerto cuando la familia había tenido que renunciar, por miseria, a los últimos restos de forma mesocrática en el trato social y doméstico; cuando la pobreza había dado aspecto de plebeyo al decaído linaje de los Reyes. Y la madre, a quien esto habría llegado al alma, había muerto poco después: a los dos años.
La cabellera amontonada con gracioso descuido, los zapatos blancos algo usados, la blusa modesta de confección casera, la falta total de alhajas, daban a su figura un aspecto de pobreza sufrida animosamente, de incertidumbre bohemia sobrellevada con resignación. Usted que conoce aquí a todo el mundo preguntó Ojeda : ¿quién es?
Palabra del Dia
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