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Ya que has salido muy aprovechado.... No como estos asnillos que para nada sirven. Ni uno solo de estos bribones sacará buey de barranco. El pobre anciano, loco de alegría, se complacía en mirarme, y me abrazaba, y pasaba por mis mejillas sus manos larguiluchas y exangües. Pasa, muchacho; vamos a la sala.... Tengo muchas ganas de platicar contigo. ¿Y tus tías? Como siempre ¿no es eso?

Lo cierto es que, apenas el primo se sentó a platicar con don Manuel, cada niña se escurrió bonitamente, ya a arreglar su tocado, ya a prevenir alojamiento al forastero y platos selectos para la mesa. Se convino en que el primo se quedaba hospedado allí, y se envió por la maleta a la posada. Fue la comida alegre en extremo.

33 Y verlos al cair la tarde en la cocina riunidos, con el juego bien prendido y mil cosas que contar, platicar muy divertidos hasta después de cenar. 34 Y con el buche bien lleno era cosa superior irse en brazos del amor a dormir como la gente, pa empezar el día siguiente las fainas del día anterior. 35 Ricuerdo ¡qué maravilla!

Después de platicar un rato con Severiana en la salita de esta, salieron escoltadas por diferentes cuerpos y secciones de la granujería de los dos patios. A Juanín, por más que Jacinta y Rafaela se desojaban buscándole, no le vieron por ninguna parte.

347 Yo no qué tantos meses esta vida me duró; a veces nos obligó la miseria a comer potro: me había acompañao con otros tan desgraciaos como yo 348 Mas ¿para qué platicar sobre esos males, canejos? Nace el gaucho y se hace viejo, sin que mejore su suerte, hasta que por ahi la muerte sale a cobrarle el pellejo.

Figúrese usté que toa España habla der Plumitas, que los periódicos cuentan las mayores mentiras sobre mi persona, que hasta, según disen, van a sacarme en los teatros, y que en Madrí, en ese palasio donde se reunen los diputaos a platicar, hablan de mi persona casi toas las semanas.

Ya era este un polluelo con ínfulas de hombre cuando Estupiñá le llevaba a los Toros, iniciándole en los misterios del arte, que se preciaba de entender como buen madrileño. Fuera del platicar, Estupiñá no tenía ningún vicio, ni se juntó jamás con personas ordinarias y de baja estofa.