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Actualizado: 19 de junio de 2025
Basilio vino con su señora, su hija Sinang y su yerno, dispuestos á gastar lo menos tres mil pesos.
Pero debajo de la imágen solo encontró la carta de su padre pidiendo los quinientos pesos de rescate... No había más remedio que partir. Viendo que su abuelo no se movía, le creyó dormido, é hizo el salabat del desayuno. ¡Cosa rara! ella estaba tranquila, hasta tenía ganas de reir. ¿Qué tenía pues para acongojarse tanto aquella noche?
El precio ordinario de una carreta, comprada en Tucuman, es de 50 pesos , y por consiguiente el costo total de las 14 carretas será de 700 pesos, las que, segun digimos, quedan inutilizadas al cabo de dos viajes redondos: y por consiguiente cargaremos á cada uno de ellos la mitad, ó $350 El viage de Salta á Buenos Aires se hace con tres mudas de bueyes.
Lo que allá es cuestión de pesos, de reis ó dollars, por acá es asunto de chelines, francos, thalers ó florines: los nombres varían, pero el dinero tiene en todas partes la misma elocuencia para todos los pueblos.
Sus 13.000 pesos de renta han encontrado otra renta de 4.000 en una joven, sin más antepasados que unos fabricantes de productos químicos... La crónica añade que las esperanzas de la novia exceden con mucho a su dote... La abuela lo siente por Petra, puesto que ésta lo deseaba, pero vitupera vivamente a la de Brenay, por desear tanto la gran riqueza.
Sí, ¿pero las cédulas? eso es seguro. Tiíta Silda, se los devolveré intactos. Así decía siempre, y luego venía con esto y con lo otro, pero con las manos vacías. ¿Qué había hecho de los veinte pesos de la semana anterior?
Pensó por un momento si se habría quedado con los pesos que le entregó para la muerta; pero inmediatamente repelió tal sospecha. Su camarada, aunque algo bandido y de perversas costumbres, era muy temeroso de Dios é incapaz de ponerse en mala situación con las ánimas del Purgatorio, á las que tenía gran respeto y no menos miedo.
Verificado este intento, aun se halló no eran bastantes para resistir al enemigo, y se determinó pedir refuerzos al Comandante y Junta de Real Hacienda de la ciudad de la Paz, pero solo se logró la remesa de 10,000 pesos; porque el socorro de tropas fué derrotado en la marcha, por los indios de Omasuyos y Larecaja.
No bien fallecía prójimo que dejase hacienda con que pagar un decente funeral, cuando el albacea y deudos se echaban por esas calles en busca de la llorona de más fama, la cual se encargaba de contratar a las comadres que la habían de acompañar. El estipendio, según reza un añejo centón que he consultado, era de cuatro pesos para la plañidera en jefe y dos para cada subalterna.
Y aquí son los improperios, las maldiciones, el lamento con todas las personas que entran al negocio, pero nada le vale: el cambiazo se efectuó delante de sus ojos y no supo verlo, y los trescientos pesos volaron del cajón como por arte de encantamiento.
Palabra del Dia
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