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Tristán comenzó a mostrarse preocupado, a emplear un estilo más conciso, que poco a poco se convirtió en displicente. Clara lo observó, pero como ya estaba acostumbrada a estos cambios repentinos de humor, que rara vez persistían largo tiempo, no hizo en ello mucho alto. Sin embargo, se trataba de asuntos que atañían a su próximo enlace y el acento de su novio sonaba por momentos más displicente.

Le daban miedo el ruido y el movimiento de Buenos Aires, a pesar de que venía de Europa. Eran las impresiones de la niñez que persistían en ella. Se apiadaba de su compañera de viaje; ¡pobre niña! ¡sola en aquella tierra de perdición llena de extranjeros!... Miró Conchita la ciudad con el ceño fruncido y apretando los labios. Es grande, ¿eh, paisana? dijo Isidro. ... grande es.

Alistados pues seis cañones cargados de mucha metralla, y hecha señal, empezaron los españoles el combate con poco efecto: porque algunos indios á la primera descarga se escondieron en los fosos que antes habian hecho, los cuales no defendian lo bastante á los que se agachaban: otros persistian peleando, otros retrocedian.

El paso del toro por cerca de la barrera, con su hocico babeante y el cuello erizado de espadas, provocaba una explosión de burlas e insultos. ¡Es la Dolorosa! decían. Otros comparaban al animal con un acerico lleno de alfileres. ¡Ladrón! ¡Mal torero! Algunos, más soeces, persistían en sus injurias al sexo de Gallardo, cambiándole de nombre. ¡Juanita! ¡No te pierdas!

Formábanse grupos, que permanecían algún tiempo vacilantes, buscando con los ojos a alguno que les faltaba, para irse. Lo primero que se deshizo fueron las giraldillas. El baile y la danza persistían. Los aldeanos estaban más cerca de sus casas y no tenían tanto miedo a caminar de noche. En torno de los coches situados en medio de la carretera, se había ido aglomerando la gente.

El duque se vió precisado a dar órdenes para que se sirviese el almuerzo en la dirección y en la mina. Las valientes que persistían en bajar, no pasaban de ocho o diez.

Al formarse las partidas de brisca o de tute no consentía que se lo diesen por compañero so pena de renunciar al juego. En fin, que estaba tan alerta y sobre que era imposible atacarla por ningún lado. No obstante, las de Meré persistían en su proyecto y trabajaban por llevarlo a cabo con paciencia; que es la garantía más segura para dar cima a las grandes empresas.

No usaba ya el ioduro tan a pasto ni el canuto de brea, y sólo las jaquecas persistían, como esos amigos machacones cuya visita periódica causa espanto.