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Actualizado: 5 de septiembre de 2025
Y ¿qué iba usted buscando en esos planes, señor y amigo mío? ¿el bien de su hija o el bien del otro?... Entendámonos: dando por hecho que yo tengo noticias de esos planes, porque ciertas cosas no se pueden ocultar. Concedido, y me parece ociosa la pregunta de usted. ¿Qué otro bien he de perseguir en esos planes, sino el bien de mi hija?
Sí, y con media docena como esta pronto quedaba la Nación limpia de sacristanes.... Ya saben ustedes que salí con la columna de Bassa a perseguir la partida de aguiluchos que se levantó en Villaverde mandada por el traidor coronel Campos.... Al principio nos daba que hacer... que por aquí, que por allá.... Total, señores, en Alares a cinco leguas de Navahermosa les sorprendimos rezando el rosario, les copamos... no se escapó uno para simiente de monaguillos.
De noche, sin embargo, no faltaba algazara en el piso principal, hubiera sobrinas o no. En el segundo, de día y de noche había aventuras, pero silenciosas. Un personaje de ellas siempre era Paquito. Cuando estaba sereno, juraba que no había cosa peor que perseguir a la servidumbre femenina en la propia casa; pero no podía dominarse. Videor meliora, le decía don Saturno sin que Paco le entendiese.
He sentido también que me llame invidioso, y que, como a ignorante, me describa qué cosa sea la invidia; que, en realidad de verdad, de dos que hay, yo no conozco sino a la santa, a la noble y bien intencionada; y, siendo esto así, como lo es, no tengo yo de perseguir a ningún sacerdote, y más si tiene por añadidura ser familiar del Santo Oficio; y si él lo dijo por quien parece que lo dijo, engañóse de todo en todo: que del tal adoro el ingenio, admiro las obras y la ocupación continua y virtuosa.
Terminada la lista, pudo comprobarse que nadie faltaba, que las balas de los alzados no habían hecho heridos, y esta noticia fué recibida con tanto gozo por todos los soldados, que éstos se abrazaban y pedían á sus oficiales perseguir á los alzados, para reanudar así el combate.
Gracias á esta terrible alternativa, muchos campesinos se decidían á alistarse bajo su mando. Merced á este régimen de terror, el comercio de los pueblos agonizante ya, moría por completo. El rico no se atrevía á viajar, y el pobre temía ser preso por la Guardia Civil quien, obligada á perseguir á los tulisanes, cogía muchas veces al primero que encontraba y le sometía á torturas indecibles.
El pueblo de San Javier mantenía en aquel lado una estanzuela, y por las invasiones de estos indios les fue preciso abandonarla; pues, aunque no acometían a las casas, buscaban ocasión de encontrar algún indio solo para acometerle, y no se podían perseguir, porque ganaban el monte, del que jamás se apartaban mucho.
Palabra del Dia
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