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No soy sincera, no lo digo todo...» ¿No pensaría, en el momento de escribir esas palabras, que la traición del marido a quien ella había dedicado todo su amor, la traición de quien había dudado de su amor creyéndole indigno de poseerlo, de quien había prometido dedicar toda su vida a merecerlo, a conservarlo, era en él una grave culpa, y para ella un castigo inmerecido? ¿No pensaba que aquel hombre había mentido o se había vanagloriado de una fuerza que le faltaba?

Y llevando la mano al bolsillo para sacar la cartera, dijo brutalmente: ¿Cuántos necesitas? ¡Ninguno, canalla! exclamó ella soltando a reir . Pensabas que me estaba preparando para darte un sablazo, ¿eh? ¡Claro! No te veo cariñosa sino cuando necesitas dinero. ¡Habrá embusterazo, marrullero! Cualquiera que te oyese, pensaría que es cierto.

Cualquiera pensaría que esas once vías fijas de comunicacion entre las dos grandes porciones de la ciudad son insuficientes para la enorme poblacion sedentaria y el inmenso cúmulo de viajeros que se cruzan en Lóndres en todas direcciones; y en efecto, aquellos puentes, sobre todo el de London que es libre; están siempre tan colmados de gentes y vehículos de trasporte, que las comunicaciones se hacen muchas veces casi imposibles.

Con lo que no se conformaba era con no tener chiquillos, «porque todo se puede ir conllevando decía , menos eso. Si yo tuviera un niño, me entretendría mucho con él, y no pensaría en ciertas cosas». De tanto cavilar en esto, su mente padecía alucinaciones y desvaríos. Algunas noches, en el primer periodo del sueño, sentía sobre su seno un contacto caliente y una boca que la chupaba.

Cuando vino usted hace seis meses era usted delgadito y pálido. Yo decía: ¡qué lástima de joven, tan guapo y tan simpático! Porque creía que se iba usted a dañar del pecho. Se conoce que llevaba usted mala vida allá en Barcelona... ¿No? Pues mire usted, cualquiera lo pensaría.

Esta necesita pues el cuerpo como un medio, como un instrumento, ya se suponga una verdadera accion de él sobre ella, ya una simple ocasion para la causalidad de un órden superior. Aun cuando sin sensacion, el hombre pensase, no pensaría mas que como un espíritu puro; no estaria en relacion con el mundo exterior, no seria hombre en el sentido que damos á esta palabra.

Si alguno pidiese la demostracion, nadie pensaria en dársela sino que se sostendria que esta proposicion es cierta absolutamente, es decir, sin razon alguna mas desarrollada. Procediendo así incontestablemente con el asentimiento general, nos atribuimos el derecho de poner alguna cosa absolutamente

Desechaba aquellos pensamientos con todas sus fuerzas, pero volvían. ¡Qué horrible remordimiento! ¿Qué pensaría Jesús? y también ¿qué pensaría el Magistral... si lo supiera? A la Regenta le repugnaba, como una villanía, como una bajeza aquella predilección con que sus sentidos se recreaban en el recuerdo de Mesía apenas se les dejaba suelta la rienda un momento. ¿Por qué Mesía?

Podemos aprender cosas que no se nos enseñan; pero nada podriamos aprender si al primitivo desarrollo de nuestro espíritu no hubiese presidido la enseñanza. Hay en nuestro espíritu muchas ideas que no son sensaciones ni pueden haber dimanado de ellas, es verdad; pero tambien lo es que un hombre que careciese de todos los sentidos, nada pensaria por faltarle á su espíritu la causa excitante.

Pero a pesar de esto, repetía sus palabras de gratitud. ¡Gracias, muchas gracias! Se llevaba con ella algo que no le iban a quitar: la dulce melancolía del recuerdo, que puede embellecer la penumbra de una existencia resignada. Pensaría en él, como en un otoño suave, cuando sintiese el frío de la soledad.