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Actualizado: 8 de junio de 2025


Los amos de las barcas se calientan el caletre buscando un nombre bonito para pintarlo en la popa. Una, la Purísima Concepción; otra, Rosa del Mar; aquélla, Los Dos Amigos; pero llega la gente con su manía de sacar motes, y se llaman La Pava, El Lorito, La Medio Rollo, y gracias que no las distingan con nombres menos decentes.

LA GENERALA. Una vieja pava blasonada, amiga de la condesa de los Charmes, a la que han nombrado presidenta, mientras que la condesa, que ha prestado su palacio, y yo, que he obtenido el apoyo del Gobierno militar, no somos mas que vicepresidentas... ¡Y pensar que sin no hubiéramos tenido un solo herido...! SITA. ¿De veras...?

Hemos apuntado que la dama principal de Granada subordina todos sus hábitos á la moda francesa, y ahora nos ocurre hacer una excepción muy trascendental, que va incluída en el siguiente inconcuso Todas las Granadinas pelan la pava.

El amor fué su maestro de escuela, y le enseñó á trazar unos garrapatos anárquicos y misteriosos, que por revelación de amor leía, entendía y descifraba el cadete. De esta suerte, entre temporadas de pelar la pava en Villabermeja, y otras más largas temporadas de estar ausentes, comunicándose por cartas, se pasaron cerca de doce años. El cadete llegó á teniente.

En algunas rejas, seguían aún varios embozados, pertinaces e incansables, pelando la pava con sus novias. La mayoría había desaparecido ya. En la calle, lejos de la vista de Antoñona, don Luis dio rienda suelta a sus pensamientos. Su resolución estaba tomada, y todo acudía a su mente a confirmar su resolución.

Educado en el retiro de su casa solariega, que tenía aspecto claustral, sin trato de mujeres, sin vicios, sin los recreos siquiera propios de su edad, la primera mujer que le reveló el amor fué la hija del guarda de consumos. La amó en seguida con la pasión tumultuosa de los diez y ocho años y de una naturaleza exuberante. Sin temor á las hablillas, sin vergüenza de confesar su amor, acudía á su reja todas las noches y se pasaba pegado á ella largas horas pelando la pava. De quien únicamente se guardaba era de su madre.

La pava se pela siempre, porque así lo quieren las costumbres galantes. Acaso el galan ha hecho una larga visita durante el dia, ó la hará mas tarde á la familia de la señorita ó chica; y con todo, la visita al pié de la reja es indispensable, á prima noche por lo regular. ¡Ay del galan que se olvide un día de la pava que hay que pelar!

Esta pava clandestina es la pava por excelencia, especialmente en el invierno. Todo duerme en la ciudad de Boabdil, menos la campana de la Vela y las sonoras fuentes de los patios. El alumbrado público se apagó á las doce. Por la calle sólo pasan otros novios que van ó vuelven. Pegado á una reja que casi linda con el suelo hay un fantasma con capa y hongo.

Cuando el pollo sale del huevo, atraído por el canto de la madre, se vuelve con las patas hacia arriba y empieza a escarbar hasta salir de su encierro. En estos animales todo es particular y raro; con ser su tamaño mucho menor que una gallina, los huevos, que son exquisitos, tienen más volumen que los de una pava.

Tan pronto eran tenientes de la remonta, como señoritos del Caballista, o ingleses jóvenes, empleados en los escritorios, que se entusiasmaban pelando la pava al estilo del país y hacían reír a las niñas con su andaluz chapurreado británicamente. No había muchacho en Jerez que no tuviese su rato de conversación con las desenvueltas marquesitas.

Palabra del Dia

lanterna

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