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Actualizado: 20 de noviembre de 2025
La primera aparición del invierno, ocurrida mientras dormimos, tiene algo de sorprendente: los viejos abetos, las rocas, cubiertas de musgo, que la víspera se adornaban de verdor y que ahora centellean llenas de escarcha, producen en el alma una tristeza indefinible. «Ha pasado otro año nos decimos , y otra vez tenemos que sufrir los rigores del tiempo antes que vuelva la primavera.» Y nos apresuramos a vestir la recia hopalanda y a encender el fuego.
De seguir la misma política de tolerancia religiosa, de confusión de razas, de trabajo industrial y agrícola, con preferencia a las empresas militares, ¿dónde estaríamos ahora? Gabriel hacía esta pregunta interrumpiendo su calurosa descripción del pasado. El renacimiento continuó Luna fue más español que italiano.
Ni yo misma sé dónde estaré mañana... Pero no continuó con gravedad; si viene usted en primavera aquí me encontrará. Pienso permanecer hasta entonces. Quiero ver cómo florece el naranjo; volver a mis recuerdos de niña, la única memoria de mi pasado que me ha seguido a todas partes.
He pasado muchos días, sin escribir en mis memorias.
Nélida le cedía a perpetuidad el loro y la mona regalados por Ojeda, y esta merced generosa había acabado de extinguir sus antiguos rencores. Ocupado en sus caricias a estos compañeros, no se acordaba de nada. El padre y su montaraz primogénito habían pasado varias horas en la noche anterior y en esta mañana hablando de negocios.
Me dice que estaba usted muy apenado.... En cuanto a mí, ¡quede usted tranquilo!... Aprenda usted a vivir, y vaya usted conociendo a los hombres. ¡Esta ciencia de la vida, que es tan difícil y tan amarga!... ¡Valor, joven! De todo eso sé yo, que he pasado, y con mucha dificultad, por ese camino... ¡y nada de eso me sorprende! Conocí al padre de usted, era persona muy estimable....
Puesto que ya había pasado una vez sobre las leyes, fatal era que continuase olvidándolas. ¿Podía tampoco detenerla el temor o el respeto por Zakunine, que no se ocupaba de ella, o mejor dicho, que la descuidaba en todas las formas?...
Lo que siento es que las chicas... ¿Qué sucedió? Del comedor habíamos pasado al despacho. Las niñas vinieron vestidas, oyeron voces, se detuvieron junto a la puerta y se enteraron de todo. Como son mayorcitas se harán cargo. Quiá, se abrazaron a su madre... llorando. ¡Figúrate! ¡Tonto! Haberte venido aquí.
Y ya, perdido en mis meditaciones, suelo prescindir de lo futuro y recordar aquel pasado extraño e inolvidable.
Se miró á sí misma con una conmiseración despectiva, como si se contemplase por primera vez. Ella que se había creído durante muchos años el centro de lo existente, se veía en lo más bajo, y aún adivinaba nuevos abismos por los que seguiría rodando, pues para la desgracia nunca hay término. Los demás podían evocar su pasado con una melancolía dulce.
Palabra del Dia
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