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A la página siguiente se encontraba con que el filósofo ya lo había tenido en cuenta y lo deshacía de un soplo.

Entonces, como las imágenes que descubre con pena el nebuloso amanecer, una forma humana, inclinada sobre el libro, fuese perfilando prodigiosamente. Era un hombre en pie, de espaldas, inmóvil. Primero diseñose la larga cabellera, en seguida el capisayo con martas que le llegaba hasta más abajo de las rodillas, luego el brazo derecho y por fin la mano sobre la página.

Ni Cervantes, ni Shakspeare, ni Molière han necesitado tanta página larga y nutrida para hacernos ver un carácter, para presentárnoslo vivo y grabarlo profundamente en nuestra memoria.

El cura desapareció un instante en su biblioteca y volvió con un gran librote que abrió por la página en cuestión. Se trata, señoras dijo, de la Princesa Isabel de Francia, hermana de San Luis.

Si sabría griego, y cuanto sabía de este idioma, debe ser negado; pero que su lectura de escritores españoles, italianos y latinos, en particular de todo lo relativo á aquello que podía ser útil á su actividad poética, había sido grande, lo demuestra cualquier página de sus obras.

La incertidumbre de Ferpierre sobre el significado de estas palabras duró poco: el pensamiento de la narradora se iba precisando de página en página. Creía la Condesa que su marido no había muerto por casualidad sino deliberadamente; que al hallar una muerte tremenda bajo las ruedas de un tren él la había buscado.

Leyendo el Maud de Ténnyson, hallé una página que podría ser el símbolo de este tormento del espíritu allí donde la sociedad humana es para él un género de soledad. Presa de angustioso delirio, el héroe del poema se sueña muerto y sepultado, a pocos pies dentro de tierra, bajo el pavimento de una calle de Londres.

El alemán Kotzebue fue otro genio dramático precoz. A los siete años escribió una comedia en verso, de una página. Entraba como podía en el teatro de Weimar, y cuando no tenía con qué pagar se escondía detrás del bombo hasta que empezaba la representación. Su mayor gusto era andar con teatros de juguete y mover a los muñecos en la escena.

, que me lees y eres hombre mortal, ¿tocarás la campanillaPermanecí asombrado ante la página abierta: aquella interrogación «hombre mortal, ¿tocarás la campanillaaunque me parecía burlona y picaresca, me turbaba prodigiosamente.

Penetrad por la primera página, salid por la última después de haber recorrido esta inmensa galería, y tengo por cierto que haréis justicia, sin necesidad de apuntador, al ingenio, la fuerza de expresión y la gracia con que el arte del dibujo ha hermoseado estas pobres letras.