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Salimos de Cádiz y comenzamos el enorme viaje por el Atlántico hasta el Cabo de Buena Esperanza, y después por el Océano Índico al Estrecho de la Sonda y a Filipinas. Por exigencias comerciales, en vez de volver a Europa directamente, tuvimos que atravesar el Estrecho de San Bernardino y dirigirnos por el Pacífico a buscar el de Magallanes.

Está enclavada en el tercer distrito: el objeto de esta Comandancia, que desempeña un Teniente de Ejército, es la inspección de los puestos que en el curso del río del mismo nombre tiene establecidos el tercio civil de Surigao. La reducción de los habitantes de esta región se hace de un modo pacífico, sin tener que recurrir al empleo de las armas. Cuarto distrito.

Pero no importa: en la capital se puede vivir bien a la sombra de una parroquia, y además hay el campo, donde cada semana se funda un pueblo y hace falta un cura... También tengo condiscípulos en Chile y otras naciones del Pacífico. Allá creo que aún se presenta la cosa mejor para nosotros.

La raza europea necesita tiempo para aclimatarse en las orillas del Magdalena y en las riberas que bañan el Caribe y el Pacífico. Llegué a Barranquilla el 20 de diciembre a las tres y media de la tarde, en momentos en que partía para el alto Magdalena el vapor Victoria, el mejor que surca las aguas del río.

La casa era modesta; pero la sencillez y el aseo revelaban en ella un bienestar pacífico. La joven llamó su atención más que la casa. Sin embargo, estamos seguros de que no tenía más que diez y siete. Su estatura era más bien alta que baja, y su talle, su busto, su cuerpo todo tenían las formas gallardas y las bellas proporciones que han sido siempre patrimonio de las hijas de las dos Castillas.

Cerca del Estrecho se verificó la invernada, permaneciendo sobre anclas á la embocadura del río que les había de abrir paso al Pacífico.

Aquel hombre, que ansiaba cataclismos y que soñaba con la gorda, pero muy gorda, vivía por ironía en el barrio del Pacífico.

MERLÍN. Y ¿quién le da á usté vela pa este entierro? ALCALDE. ¡Canario!, que haya orden, ó hago una barbaridad. MERLÍN. Yo estoy aquí de hombre bueno, y puedo hablar lo que me la gana. SECRETARIO. Cuando á usted le toque, y en sentido pacífico.... MERLÍN. Que le digo á usté que se mete en camisa de once varas. SECRETARIO. Y yo repito que usted se extralimita.

Era un trasatlántico de la misma Compañía de navegación, que acababa de salir de Montevideo con rumbo a Europa. Venía de los puertos del Pacífico, salvando los grandes oleajes de los mares del Sur y los canalizos tortuosos del estrecho de Magallanes bordeados de montañas de hielo.

Una mujer de carácter excelente, tan notable por su solicitud como por su paciencia, le asistía, y un clérigo pacífico le acompañaba algunos ratos.