Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de mayo de 2025
Las lavanderas de palacio estaban con esto muy afanadas, y como entonces ni la persona más poderosa tenía tanta ropa blanca como ahora se usa, no hacían más que ir a lavar al río. Una de estas lavanderas, que era, valiéndonos de cierta expresión a la moda, una pollita muy simpática, volvía un día, al anochecer, de lavar en el río los lacrimosos pañuelos de la Princesa.
Al subir la rampa del puente del Real tuvieron que apartarse del borde de la acera, limpiándose con los pañuelos de blonda el polvo que levantaban las ruedas de un carruajillo descubierto que corría con velocidad insolente, arrollándolo todo. Era la última sorpresa.
Las amazonas usaban unos sombreros adornados con cintas y flores; todas llevaban pañuelos de piña en sus hombros, é iban vestidas con telas de fuertes colores, fabricadas en el país que aumentaban el efecto del cuadro. Tan pronto estaban delante como detrás, siendo perfectamente naturales todos los movimientos. El convento, como siempre, fué nuestro destino.»
Las hermanas de Lorenzo llevaron los pañuelos a los ojos y en medio de un silencio de sollozos el padre de aquél se dirigió pausadamente hacia el escritorio en el que penetró despacio... ¡Sólo usted... sólo usted es capaz de este sacrificio! Qué sacrificio, señora, si Lorenzo es para mí un hermano. Y usted es para mí un hijo desde hoy.
Por fin, entre los árboles que á modo de bóveda sombrean la calzada pedregosa se divisan los pañuelos de cien colores de las zagalas y los ramos de pan guarnecidos de flores y cintas y la novilla juguetona y empenachada. Los de Entralgo tiran sus monteras al alto saludando con alegría la pintoresca comitiva. Cuando llega salen á recibirla y se cambian entre unos y otros cordiales saludos.
La señá Eufrasia tronaba majestuosa con un pañolón de encendidas flores, admirado por todos, y que parecía agrandar su autoridad. Los árabes, por el contrario, perdían su aspecto interesante. No más casquetes rojos ni pañuelos de colores a guisa de turbantes y fajas.
Las gentes se abordaban en la calle sonriendo: «¿Qué noticias hay de la revolución?» lo mismo que si hablasen de la lluvia o del buen tiempo. Y Montaner salió en una diligencia, como único pasajero, hacia el pueblo dónde estaba su compatriota. A las pocas horas, unos hombres a caballo, armados de lanzas, con pañuelos rojos al cuello, rodearon la diligencia.
Sobre el andén del muelle, una fila de marineros, llevando machete en el cinto, contenía a los grupos que habían penetrado con permiso: comisiones que aguardaban a los dos conferencistas, familias ansiosas de saludar a sus parientes y amigos que agitaban pañuelos, sombreros y bastones, preguntando de lejos con gritos estentóreos cómo les había ido por Europa.
El buen Pablo se retorcía de dolor, pero sin gritar, porque respetaba mucho el sueño del papá de la feroz muchacha. Por Dios, Valentina, si estás equivocada... No fué más que un instante para preguntarle si había concluído de bordar mis pañuelos...
Braceaban las gentes agitando pañuelos y banderas para contestar á los silbidos de los ingleses. Hasta en la orilla mediterránea, los pescadores, puestos de pie en los bancos de sus botes, tremolaban las gorras mirando al lejano tren. El inquieto oído de don Marcos adivinó un leve correteo en el piso superior.
Palabra del Dia
Otros Mirando