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Actualizado: 26 de mayo de 2025
En medio de esa mesa de despacho, había un gran cuaderno abierto... Era Calendal, el nuevo poema de Federico Mistral, que verá la luz pública este año el día de Navidad. Hacía siete años que Mistral trabajaba en ese poema, y cerca de seis meses que escribió el último verso; sin embargo, todavía no se decide a separarse de él.
Babuco dixo: Este buen hombre ha hecho quanto ha podido por fastidiar á doscientos ó trescientos conciudadanos suyos; pero su intencion era buena, y esto no es motivo para destruir á Persepolis. Lleváronle, al salir de esta asamblea, á que viera una fiesta pública que se celebraba todos los dias del año en una especie de basílica, en cuya parte interior se vía un palacio.
Noto aquí, ni puedo ni debo ocultarlo, una grande armonía entre la ley pública y la conducta privada, entre la sociedad y el individuo.
Tarríus sacó el Monasterio á pública subasta. Napoleón III quiso adquirirlo; pero los periódicos hablaron mucho sobre el particular, lamentando que la cámara mortuoria del vencedor de Pavía pudiese ir á parar á manos francesas. Entonces, animados de un sentimiento patriótico, reuniéronse algunos títulos de Castilla, y acordaron comprar á Yuste, costare lo que costare.
Si quiere utilizar sus excelentes cualidades en la Administración pública, yo le prometo ayudarle con todas mis fuerzas. En todo caso, paréceme que tiene suficiente voluntad y los méritos necesarios para llegar muy alto. Añada usted a todo esto, que sus padres son ricos y que adoran a su hijo.
Entre los infinitos hechos que nos ofrece esta incansable sociedad, elegirémos únicamente uno: el pauperismo: esto es, la pobreza como hecho social, como manifestacion pública. El actual emperador dijo: el cristianismo abolió la esclavitud; la democracia francesa abolió el pauperismo. Esto dijo el Emperador; pero su dicho no pasó á ser realidad en la práctica.
En una palabra, en Sarrió el año de gracia de 1860 no existía la vida pública. Se comía, se dormía, se trabajaba, se bailaba, se jugaba, se pagaba la contribución; pero todo de un modo absolutamente privado. Cuando se cansaron de disputar los del Saloncillo y llevaban de vencida la digestión, don Mateo les anunció, relamiéndose de gusto, que le tenía sin cuidado la marcha de la compañía.
El ciudadano libre de Esparta o de Roma echaba sobre sus esclavos el peso de la vida material, el cuidado de proveer a la subsistencia, mientras que él vivía libre de cuidados en el foro, en la plaza pública, ocupándose exclusivamente de los intereses del Estado, de la paz, la guerra, las luchas de partido.
Dios permitirá que las sabias leyes de un rey justo salgan á luz pública y lleven el orden, la obediencia y el respeto al ánimo de todos los españoles. Mañana, señor, mañana.
Así, las cinco damas encargadas del gobierno eran denominadas «los altos y poderosos señores del Consejo Ejecutivo», y las otras mujeres directoras de la Administración pública se titulaban «ministros», «senadores», «diputados», etc. Por eso Flimnap había protestado al oir que el gigante le llamaba profesora en vez de profesor.
Palabra del Dia
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