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Actualizado: 14 de junio de 2025
Se le ofrecieron grados y pensiones a los que tenía derecho y que fueron repartidos entre los oficiales que igual que él se habían separado de sus regimientos por no jurar lo contrario a lo que su conciencia les dictaba.
¡Justicia clamaba , justicia! ¡Justicia al pueblo... favor, madre mía del Amparo! ¡Virgen de la Guardia!, ¿pero cómo consientes esto? ¡La palabra, la palabra, la palaaaabra... los derechos que... matar a los oficiales, a los oficia!... Un principio de fiebre y delirio se traslucía en la incoherencia de sus palabras. Su cabeza se trastornaba y aguda jaqueca le atarazaba las sienes.
¡Capitán! exclamaron algunos de los oficiales al verle dirigirse hacia la estatua como fuera de sí, extraviada la vista y con pasos inseguros... ¿qué locura vais á hacer? ¡Basta de broma y dejad en paz á los muertos!
Circulaban rumores de una próxima modificación ministerial, y él debía mostrarse en la Alta Cámara, por si la República reclamaba sus servicios un tanto menospreciados. Pasaron la noche en una ciudad de provincia, donde estaba la comandancia de un cuerpo de ejército. René tomó informes de los oficiales que habían presenciado el gran combate.
Los empleados de la comisaría se mostraban más atareados aún que los oficiales de la navegación. Había subido en el último puerto el médico enviado de Buenos Aires para el examen de los emigrantes, y este funcionario, acompañado por aquéllos, iba inquiriendo la salud del rebaño humano acorralado en los extremos de la nave.
Llegué a Sedán de noche, y no pudiendo a semejante hora dirigirme al castillo de mi protector, aplacé mi visita para el día siguiente, y busqué hospedaje en el hotel de Las armas de Francia, el mejor de la ciudad, que era el punto de reunión de los oficiales, porque Sedán es plaza fuerte y hay en ella mucha guarnición.
Mario fue un lunes algo tarde a la oficina, como de costumbre. En el despacho, a más de la de él, que era el jefe, había otras tres mesas para los oficiales.
14 Y llevó cautivos a toda Jerusalén, a todos los príncipes, y a todos los hombres valientes, diez mil cautivos; asimismo a todos los oficiales y herreros; que no quedó nadie, excepto los pobres del pueblo de la tierra.
En el comedor, oficiales subalternos de un batallón de cazadores, jóvenes tenientes que fumaban con aire aburrido y contemplaban a través de las ventanas, como prisioneros del mar, la inmensa extensión azul. Mientras comían lamentábanse de la mala suerte de su juventud, inútil y perdida en este peñón.
Pero se consolaba pensando que un profesor célebre puede conseguir con el tiempo una consideración social casi comparable á la de un coronel. Sus otros cuatro hijos varones serían oficiales. El padre preparaba el terreno para que pudiesen entrar en la Guardia ó en algún regimiento aristocrático sin que los compañeros de cuerpo votasen en contra al proponer su admisión.
Palabra del Dia
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