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Actualizado: 17 de octubre de 2025
¿Por qué no ha de venir? ¿De dónde saca usted que no vendrá? Yo no digo eso balbució Lucía ; sólo digo que si tardase.... En fin murmuró Artegui , yo tengo también mis ocupaciones.... Es fuerza que me vaya. No contestó Lucía cosa alguna; antes le soltó, y desplomándose otra vez en el sillón, ocultó el rostro entre ambas manos.
Por esto se había dado tanta prisa en huir: una exigencia de la aprendiza, deseosa de escuchar á aquel artista del que tanto hablaban las señoras. Cuando el grueso ruiseñor quedaba oculto entre bastidores, el coronel ofrecía á su protegida un cucurucho lleno de caramelos. ¡Caramelos en tiempo de guerra! Un verdadero derroche que sólo se podía permitir un enamorado.
10 aprobando lo que es agradable al Señor. 11 Y no tengáis comunión con las obras infructuosas de las tinieblas; sino antes bien impugnadlas. 12 Porque torpe cosa es aun hablar de lo que estos hacen en oculto. 13 Mas todas estas cosas cuando de la luz son impugnadas, son manifestadas; porque la luz es la que manifiesta todo.
25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa? 26 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en luz; y lo que oís al oído, predicadlo desde los terrados.
Los primeros en presentarse fueron el ingeniero francés y Moreno. Este último, para completar el frac, oculto bajo su gabán, había creído necesario ponerse un sombrero de copa.
Maltrana fue tras ellos escalera abajo, avanzando cautelosamente para no ser visto... Pero no necesitó de grandes precauciones. Los dos caminaban sin darse cuenta de lo que les rodeaba, sin saber ciertamente adónde iban, empujada ella por el instinto hacia su vivienda. Oyó Isidro, oculto en un ángulo del corredor, el ruido de una puerta abierta rudamente.
Muy disimulado, muy oculto ha tenido V. ese interés durante diez y seis años. No se ha acordado V. de ese ser hasta que por casualidad ha tropezado con él en su camino.
De unos tulipanes de cristal trenzado, suspendidos en un ramo del techo por un tubo oculto entre hojas de tulipán simuladas en bronce, caía sobre la mesa de ónix la claridad anaranjada y suave de la lámpara de luz eléctrica incandescente. No había más asientos que pequeñas mecedoras de Viena, de rejilla menuda y madera negra.
Y la voz sorda de Lucía expiró en su garganta. Zumbábanle los oídos y giraban en torno suyo verja, paredes, plátano y yucas. Hay así en la vida momentos supremos en que el sentimiento, oculto largas horas, se levanta rugiente, y avasallador, y se proclama dueño de un alma.
Palabra del Dia
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