Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de noviembre de 2025
Al verdugo también se le obliga a permanecer allí, pero por otro motivo; se trata de purificarle por anticipado del homicidio que va a cometer. Todo transcurría, pues, en el orden apetecido; los cirios ardían, los monjes cantaban, el verdugo rezaba, y el ataúd abierto esperaba.
Se echa de menos en ellas una inspiración poética enérgica y poderosa, que se apodere del alma y la arrastre consigo sin hacer resistencia, y el sello victorioso del genio que manda y obliga, y no aconseja ni persuade.
»Una circunstancia muy triste para mí me obliga a escribiros hoy. Estáis persuadidos, no lo dudo, de que os quiero mucho y de que mi corazón no tiene deseo más vivo que el de conservar con vosotros y vuestros hijos las relaciones más cordiales. Desde que estoy en el mundo, no os he hecho más que bien, no os he atestiguado otra cosa que afecto y vosotros me habéis correspondido siempre.
Las confidencias que nos hacemos no son de gran importancia, y, además, la delicadeza obliga a tenerlas secretas. ¿Quieres darme a entender?... ¡No, no, nada! exclamé vivamente. Responde a Máximo que no tengo nada que decir. Entonces no sabes nada, absolutamente nada desfavorable a Luciana... ¿Sí o no? ¿Por qué me obligaba así?
En cuanto al fundador y promovedor de aquella empresa, don Rosendo, decían que toda la vida había sido un badulaque, un necio que se creía escritor, sin entender de otra cosa que del alza y baja del bacalao... Sólo el deber imperioso de aparecer como cronistas fieles e imparciales, nos obliga a dar cuenta de tales habladurías. Bien sabe Dios que ha sido con harto trabajo y disgusto.
Un poco de magnificencia, un fausto con cierta sencillez y elegancia, gusta; pero inmediatamente que se prodiga; inmediatamente que la cosa es más magnífica, más opulenta, más fastuosa de lo oportuno, parece que se agobia la fantasía; parece que sentimos un peso sobre la cabeza; cierto peso que nos oprime y que nos obliga á suspirar.
Es una insolencia ¡caramba! tanto para mi como para ese pobre mozo, que es tímido y a quien desconciertas por completo. El señor de Le Maltour no es una persona a quien se pueda tratar como a un títere, sobrina. Nadie te obliga a casarte con él, pero quiero que le trates con amabilidad. Bien sabe Dios si tienes buena lengua cuando quieres.
Y como creyera ver en Maltrana un ademán de curiosidad, se apresuró a añadir: No; no puedo enseñarle ninguno de mis trabajos. Mi modestia me obliga a romperlos antes de acabarlos. Necesito que alguien me ayude y me empuje. Yo tengo ideas, muchas ideas; lo que me falta es el auxilio, la colaboración de un joven ilustrado que sea dueño de todo su tiempo para escribir: uno como usted.
NARV. Moro, la libertad que yo te he dado Me obliga a tu defensa; y sabe el cielo Que te he dado tres cosas en un día, Que es dellas cada cual la más preciosa: La libertad, la honra, y hoy la vida. Vuelve a Coín; pero primero jura Que no has de dar a Alara pesadumbre; Que si lo sé, ¡por vida del Rey! juro Que he de quemar tu casa, y a ti en ella, Cuando fuera Coín Granada o Córdoba.
Calderón tiene una comedia con tal frase por título, y a cuyo final don Juan, por venir con quien viene, llega a reñir con su mismo padre, admirado de lo cual el gobernador de Verona, dice Vrsino: «A aquesto obliga el honor de quien a campaña sale con otro; que este es precepto de la ley del duelo.»
Palabra del Dia
Otros Mirando