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Actualizado: 19 de junio de 2025
El régimen respetado con religiosa escrupulosidad. El miedo guarda la viña, seré esclava de la higiene. Todo menos volver a las andadas. Continúo mi diario, en el cual no me permito el lujo de perderme en psicologías ya que usted lo prohíbe también. Todos los días escribo algo, pero poco. Ya ve que en todo le obedezco. Adiós. No retarde su visita. Quintanar le saluda... roncando.
No se enfade, señorita; esto es obra de un instante; pero, eso sí, tiene que quitárselo. Ya lo estás oyendo, Amaury; tienes que dejarnos solas. No quiero presentarme con este pliegue que me afea horriblemente. ¿Y prefieres que te deje, Magdalena? En fin, hágase tu voluntad. Ya te obedezco: no quiero que se me acuse de un crimen de lesa belleza.
Sólo tú has penetrado hasta ahora en ella, la has sondeado y conoces sus melancolías, sus flaquezas, y sus ternura. Si me separo de ti, si digo adiós a nuestro amor, no creas que es porque he dejado de estimarlo: obedezco solamente a una ley de la naturaleza que nos empuja a todos a crear una familia.
Estarán, sin duda, de acuerdo conmigo si les digo que la presión ilegal e inadmisible que trataba de ejercer el señor adjunto del fiscal... Señor defensor, no puedo permitirle a usted ultrajar aquí a los representantes del poder establecido. Si continúa en ese tono, me veré obligado a retirarle la palabra. El abogado saludó. Bueno, obedezco.
Estaba jadeante, pálido, desencajados los ojos, tembloroso. Juan le miraba con sumo interés; más que con interés, con cuidado. Temía que Montiño se hubiese vuelto loco. ¿Pero qué os sucede, tío? En primer lugar dijo el cocinero mayor , no me llaméis tío: yo no lo puedo consentir: he obedecido y he callado; pero me falta ya la resistencia á fuerza de desgracias y no me callo ni obedezco más.
Palabra del Dia
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