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Actualizado: 15 de junio de 2025


No; pero pensarán que no haces más que repetir lo que yo digo. Y dirán la verdad. Quién me dijo ahora, al salir de allá: «¿Viste, oiste? ¡Eso no es tocar! ¡Lástima de piano!» ¿No fuiste ? Pues entonces ¿de qué te espantas? Yo diré lo que me la gana. Ya lo sabes: ¡tan fea como tan franca! Me indignaba la murmuración de aquellas niñas tan mal educadas y tan cursis.

8 y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste con él alianza para darle la tierra del cananeo, del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo, y del gergeseo, para darla a su simiente; y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el mar Bermejo;

Cuanto más, que harta ocasión tengo en la larga ausencia que he hecho de la siempre señora mía Dulcinea del Toboso; que, como ya oíste decir a aquel pastor de marras, Ambrosio: quien está ausente todos los males tiene y teme. Así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación.

3 Lo que pasó, ya hace días que lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice presto, y vino a ser. 4 Porque conozco que eres duro, y nervio de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce, 5 Te lo dije ya hace días, antes que viniese te lo enseñé, para que no dijeses: Mi ídolo lo hizo, mi escultura y mi vaciadizo mandó estas cosas. 6 Lo oíste, lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros?

8 ¿Oíste por ventura el secreto de Dios, que detienes en ti solo la sabiduría? 9 ¿Qué sabes que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros? 10 Entre nosotros también hay cano, también hay viejo, mayor en días que tu padre. 11 ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios? ¿Tienes acaso alguna cosa oculta cerca de ti? 12 ¿Por qué te enajena tu corazón, y por qué guiñan tus ojos,

ALBOR. Fuése la lengua engañada Al nombre ilustre que oíste; Que ya no hay en todo el mundo Sino . ABIND. ¿Cómo? ALBOR. No digo Sino que eres segundo Al valor de que es testigo Cielo, tierra y mar profundo. ABIND. No, Alborán, eso me di. Dame esa mano. ALBOR. Mancebo ¡Qué deudos perder te vi! Reviente con llanto nuevo El alma de nuevo aquí.

Crispaba los puños, y aun se hería con ellos en la frente, produciendo el sonido desapacible que resulta de la seca vibración de dos huesos que se chocan. ¿Ves? le dijo el Rey, encendido de furor y dando en el suelo una real patada, que estremeció la sala. ¿Ves lo que ha pasado? ¿Oíste?

Palabra del Dia

rigoleto

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