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Actualizado: 25 de junio de 2025
Todo era cosa de los pícaros nervios, esos diablillos que se divierten en molestar a las señoras distinguidas, cuando no les ayudan en sus disimulos. Lo positivo en la desazón de la de Bringas era su tristeza, temores de todo y por la menor causa, inapetencia, principalmente una manera especial y novísima de considerar a su marido.
El maestro Raimundico había leído no pocos periódicos y algunos libros, iniciándose en varias ciencias morales y políticas, y sobre todo en una novísima, que las comprende casi todas, y que se llama Sociología. Mas no por eso presumía de orador, de sabio o de hombre de consejos. Su orgullo se cifraba en ser hombre de acción y completamente práctico.
El Magistral volvía el catalejo al Noroeste, allí estaba la Colonia, la Vetusta novísima, tirada a cordel, deslumbrante de colores vivos con reflejos acerados; parecía un pájaro de los bosques de América, o una india brava adornada con plumas y cintas de tonos discordantes. Igualdad geométrica, desigualdad, anarquía cromáticas.
NOVÍSIMA GEOGRAFÍA UNIVERSAL, por ON
Lo malo es que los problemas que esta ciencia ha planteado y no ha resuelto, y la crítica audaz, inteligente y destructora con que ha hecho vacilar la fe en el orden social existente, tienen a los hombres todos llenos de recelo, dentro de cada Estado, presumiendo siempre que pueda sobrevenir la violencia a resolver los intrincados problemas de la ciencia novísima; a desgajar de sus cimientos todo el edificio de la sociedad con el fin de fundarle sobre otros mejores y más sólidos.
Días ha que vive aislado quien escribe este artículo y sin prestar atención, por su vejez y sus enfermedades, a casi nada de lo que ocurre fuera de España, a las más flamantes doctrinas filosóficas, a la dirección que toma y sigue la mayoría de los espíritus y a la corriente de ideas y opiniones que informan la novísima literatura; pero lo ve todo, retratado como en fiel espejo, en las producciones literarias españolas de ahora, sobre todo cuando presumen de contener o de ser filosofía.
Con el título arriba estampado se designa cierta novela, que hará ya ocho siglos o siete y medio por lo menos, compuso un paisano de mi antiguo y buen amigo el autor de El sombrero de tres picos, de La pródiga, y de El niño de la bola. Aunque sólo fuera por esto, me sería a mí simpática la novela de que voy a hablar, novísima ya a fuerza de ser antigua.
El barroquismo sin gracia de nuestras parroquias, los canceles llenos de mugre, las capillas cubiertas de horribles escayolas empolvadas y todo lo demás que constituye la vulgaridad indecorosa de los templos madrileños, no tiene que echar nada en cara a las cursilerías de esta novísima monumentalidad, también armada en yesos deleznables y con derroche de oro y pinturas al temple, pero que al menos despide olor de aseo, y tiene el decoro de los sitios en que anda mucho la santidad de la escoba, del agua y el jabón.
Al llegar aquí arrojé la pluma, despechado y decidido a consultar todavía con la almohada si en los términos de lo lícito me quedaba algo que hablar, para lo cual determiné verme con un amigo, abogado por más señas, lo que basta para que se infiera si debe ser hombre entendido, y que éste, registrando su Novísima y sus Partidas, me dijese para de aquí en adelante qué es lo que me está prohibido, pues en verdad que es mi mayor deseo ir con la corriente de las cosas sin andarme a buscar cotufas en el golfo, ni el mal fuera de mi casa, cuando dentro de ella tengo el bien.
Sobre el espíritu y la materia, sobre la vida ultra-mundana y sobre la justificación de la Providencia, basada en compensaciones de eterna duración, D. Fadrique estaba muy dudoso; pero su optimismo era tal, que veía demostrada y hasta patente la bondad del cielo, sin salir de este mundo sublunar y de la vida que vivimos. Verdad es que para ello había adoptado una teoría, novísima entonces.
Palabra del Dia
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