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Actualizado: 18 de mayo de 2025


El Maestrico abría con asombro sus ojos cándidos de doncella, como resistiéndose a creer en la maldad de los hombres. ¡Necesitaban su vida porque era un ser peligroso, porque soñaba con la utopia de que la sabiduría de los menos pasase a ser de la inmensa masa de los infelices, como un instrumento de redención!

Los árboles eran viejísimos, respetables, como el palacio: naranjos centenarios, de tronco retorcido, que necesitaban el apoyo de un cerco de horquillas para sostener sus miembros venerables; magnolieros gigantes, con más leña que hojas; palmeras infecundas, que se remontaban en el espacio azul buscando el mar por encima de las almenas para saludarlo con vaivenes de su cabeza empenachada.

Me cogió el aguacero al pasar por la garita. ¡Qué aguacero! ¡Qué Dios lo mandaba! ¡El primero del año! ¡Vaya! ¡Y ya lo necesitaban las tierras, que la seca ha sido buena, los pastos estaban amarillos, amarillos! ¡Se ha muerto más ganado! Me voy, don Rodolfo, que estoy chorreando agua, y tengo que desensillar....

Y Torrebianca empezó á darse cuenta de que todos necesitaban una víctima escogida entre los vivos, para que cargase con las tremendas responsabilidades evitadas por el banquero al refugiarse entre los muertos.

Además, los niños del talabartero, aquellos sobrinos que suplían cerca de ella el vacío de la infecundidad, necesitaban para su salud el aire del campo. Vivía en su casa de la ciudad, sin otra compañía que la de Garabato, llevando una existencia de soltero, que le permitía completa libertad en las relaciones con doña Sol. Creía aquella época la mejor de su vida.

Necesitaban vivir junto á la costa, en agradecido contacto con el monstruo obscuro y pesado que les había mecido maternalmente, cuando con tanta facilidad podía haberlos hecho pedazos.

Necesitaban llevar a cabo prodigios de estrategia para no ser advertidos: a veces pasaban cuatro o cinco noches sin poder decirse siquiera una palabra.

Ahora comprendía sus ojos severos fijos en él y la expresión dolorosa de aquella carita de muerto, que lloraba y lloraba con el tormento de un hambre del otro mundo, por faltarle el sustento de las misas.... ¡Y él, que despilfarraba sus jornales en bebidas y otros vicios menos confesables, estaba retardando la salvación de estos dos seres infelices al no devolverles un dinero que necesitaban para la salud de su alma!...

El conde se emocionó. La señora Chermidy tomó su pañuelo e hizo ademán de enjugar sus hermosos ojos que no lo necesitaban. Me satisface mucho dijo el conde que sea ella quien haya adoptado esta resolución. Si los padres hubiesen aceptado por mismos, tal vez les habría juzgado mal. Perdón, pero antes de juzgarles faltaría saber si esta mañana tenían pan en casa. ¿Pan? Pan, sin metáfora.

Pero ni a unos ni a otros se les deberían dar tierras para estancias, y si las necesitaban podrían arrendar las grandes y cómodas rinconadas que hay en los términos de los pueblos, o comprarlas según lo considerasen más útil, pero con la obligación de tener casa poblada en el pueblo a donde correspondieran.

Palabra del Dia

commiserit

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