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Actualizado: 18 de julio de 2025


De aquí el rio abajo navegando, El Armada se sale á remo y vela: Un temporal se viene levantando, Que las yerbas del campo arranca y vuela. Del isla grande priesa me estan dando, Que parece la gente se recela. Pues vamos allá agora, que esta Armada Aquí queda segura rancheada. El isla parecia que se hundia, Y el cielo que venia de caida.

Ya que Europa había caído en una demencia sanguinaria, él seguiría navegando por los mares lejanos. Gracias á su riqueza, podía mantenerse al margen de la lucha. Pero los tiempos cambiaban rápidamente; la vida era otra: todos los valores habían perdido su antiguo aprecio.

Íbamos remolcados por El Dragón y protegidos por él, cuando el capitán cortó la amarra y comenzamos a alejarnos del barco a fuerza de remos. El Dragón siguió navegando, hundiéndose lentamente; algunas de las granadas de los ingleses cayeron en el agua a poca distancia de nosotros. Los del crucero temían, sin duda, alguna estratagema, porque iban acercándose despacio al barco abandonado.

Casi todos los días pasaban convoyes: vapores de carga de diversas nacionalidades pintarrajeados como cebras para disminuir su visibilidad y escoltados por torpederos franceses é italianos. Estos rosarios de buques, navegando tan cerca de la costa que podían leerse sus títulos y distinguir á sus capitanes erguidos en el puente, hacían hablar al príncipe y al profesor de los horrores de la guerra.

Rui Diaz con los suyos lo miraba, Viniendo su viage navegando; Y llegando aquesto se hacia Mandó soltar la flaca artillería. Al fin tomaron puerto, y recontada La cosa de una parte á otra pedida, La carga de las balsas descargada, Caray parte en demanda de comida. El Melgarejo sale desplegada Con gran placer su vela y descogida.

En todo el trayecto se van encontrando numerosas barcas marinas, ancladas ó navegando, que suben ó bajan á remolque ó aprovechando las mareas y los vientos. Asi, el Guadalquivir tiene un aspecto comercial que prepara al viajero al movimiento económico de Sevilla, bastante animado y considerable.

Muchas veces, en mi camarote, navegando por el Atlántico o por el mar de las Indias, al pensar en Lúzaro sentía el recuerdo intenso de un monte, de una peña, de un hayal. Veía con la imaginación levantarse Lúzaro sobre el mar, con el río que penetra por su flanco, y veía los montes a un lado y a otro llenos de maizales y de robles.

Una hazaña de conquistador de otros siglos; algo como el paseo del capitán Orellana, que partió del Perú y, navegando de un río grande á otro mayor, se vió de pronto en el Atlántico, después de haber bajado todo el curso del Amazonas.

Este Rio de Ocloyas es de mas aguas que el de Ledesma: debe su origen al famoso Cerro de Calilegua, que está á la parte del poniente, y su curso va al naciente. El 8 de Setiembre, á la una de la tarde, salimos de la incorporacion de este rio con el de Jujuy; y navegando por este, al cuarto de legua se encalló el barco, y fué preciso sacar la carga y parar hasta el siguiente dia.

Trabajo no pequeño se pasaba, Que la gente sin fuerzas no podía Tomar remo, que el viento nos faltaba, Y á veces por la proa sacudia. El temor de la hambre apresuraba, Esfuérzase quien fuerzas no tenia: Navegando una noche

Palabra del Dia

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