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Actualizado: 22 de junio de 2025
Me río recordando mis extravagantes ideas respecto a las cosas de aquel tiempo. Oía hablar mucho de Napoleón, ¿y cómo creen ustedes que yo me lo figuraba?
Encima de la puerta principal de la iglesia, por la parte de fuera, hay tres enormes caballos de bronce traidos de Aténas: sirvieron en Roma para adornar un arco el dia de la entrada de Neron. Napoleon se los llevó á Paris, despues han sido devueltos y colocados de nuevo donde están.
Malespina soltando unas bolas como templos, y mi amo oyéndolas con santa calma, pareciendo unas veces enfadado y otras complacido de escuchar tanto disparate. Si mal no recuerdo, también dijo D. José María que había aconsejado a Napoleón el atrevido hecho del 18 brumario.
Y en honor de la verdad, aquellos destinos del orbe entero, que encerraba Napoleón en el pliegue vertical de su frente, podían quedar entre las cejas del marqués perfectamente arropados, como entre dos pellejos de conejo.
Un hedor de tumba acompañaba la sonrisa de sus labios pintados. Miguel sabía quiénes eran por los relatos de Toledo. El coronel, admirador de las majestades caídas, aceptaba su conversación con melancólica deferencia. Una había sido amante de Víctor Manuel; otra más vieja recordaba entre suspiros los tiempos de Napoleón III y de Morny.
Ha conocido a Florián y a Andrés Chénier, a Demoustier y a Madama de Stael, a Bertin y a Chateaubriand; ha rendido homenaje a madama Tallién, a madama Récamier, a la princesa Borghése, a Josefina, y a la duquesa de Berry. Ha asistido al encumbramiento de Bonaparte y a la caída de Napoleón.
Dije que Napoleon, en el arco del Triunfo, era un canto; en la capilla de San Gerónimo, una plegaria; en la cripta, una sombra. En esta cueva, en esta cueva casi sublime, es una vision. ¡Qué elocuencia tan irresistible tienen las sombras! ¡Qué patético tan elevado tiene la oscuridad!
Encima de la puerta de entrada, se lee una inscripcion latina que dice: «con el bronce del enemigo, levantó el Emperador Napoleon este monumento á la gloria del gran ejército, que, bajo sus órdenes, venció en cinco meses á toda la Alemania.» Con motivo de la columna de Vendome, se cuentan dos anécdotas muy curiosas.
Sin embargo objetó, no comprendo bien la importancia extraordinaria que da usted al Código de Napoleón desde el punto de vista femenino. Va usted a comprenderlo respondió el cura, muy contento por la atención de su auditorio.
No, no le nombre usted dijo D.ª Gregoria , porque si todos los demás son como ese de las melenas, buena gavilla de perdidos ha metido Napoleón en España.
Palabra del Dia
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