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Actualizado: 27 de julio de 2025
Puesto que hemos hecho mencion de las cartas y privilegios relativos á los tributos y prestaciones especiales impuestos á los muzlimes que permanecian en Córdoba con los cristianos despues de la reconquista, no sería ahora fuera de propósito echar una rápida ojeada sobre el estado y condicion de las personas de la secta vencida, si tuviéramos los datos suficientes para hacerlo.
Favorecidos por la semejanza del trage, pues debe suponerse que todos, cristianos, muzlimes y judíos, vestían casi lo mismo, robaban los hijos á los cristianos que se ausentaban de sus casas para proseguir la guerra contra los infieles; los muzlimes para sí ó para mandarlos á sus correligionarios de la frontera, y los judíos para vendérselos á los muzlimes.
La Sierra de Córdoba, un momento há silencioso teatro de santos y ordenados ejercicios, se estremece toda con los clamores de los monges que huyen despavoridos, de las vírgenes y matronas que se apiñan desaladas en los coros, de las turbas de mozárabes que, precediendo á los implacables muzlimes, buscan asilo en lo enmarañado de los bosques y en las cavernosas breñas.
El rey Radmir les ofreció seguridad en las vidas y haciendas, y que fuesen libres en morar en aquella ciudad, ó retirarse á otra parte: y con esto se entregó la ciudad, y muchos nobles Muzlimes pasaron á Valencia á Murcia: esto pasó el año quinientos doce: el rey Amad-Dola se retiró con toda su familia á la fortaleza de Rot-Alyehud.
Si así lo creemos, es solo por no haber mediado estipulacion espresa acerca de la conservacion del culto islamita en Córdoba, y porque no hallamos un solo documento que nos autorice á creer que á los muzlimes que permanecieron en esta ciudad y tierras circunvecinas con los cristianos conquistadores, se les hubiese reservado una sola mezquita en que congregarse para hacer sus azalas.
«Las condiciones de la entrega fueron: que los muzlimes pudieran quedar en la ciudad y vivir en ella con toda libertad, gozando de sus casas y posesiones seguramente, sujetos solo al moderado tributo que solian pagar á sus reyes por Sunna y Xara.» Conde, año 1248. Al estipular que podrian vivir con toda libertad, es claro que no se escluía la libertad de conciencia y el culto público.
Pero estas eran épocas escepcionales, y ya hemos visto trascurrir largos reinados sin que los mozárabes se lamentasen de la tiranía de los califas, mostrándose por el contrario demasiado avenidos y contentos tal vez con el yugo de oro de los muzlimes. En muy semejante estado quedarian probablemente los mahometanos bajo el dominio de Leon y Castilla.
Lit. de J. Donen, Madrid. Capítulo quinto. Medina-Azzahra. El grande y generoso Abde-r-rahman An-nasír tenia una concubina que dejó al morir una ingente riqueza, y el califa dispuso que se emplease toda en redimir muzlimes cautivos.
Muchos que escaparon de Córdoba con vida fueron á darla por Jesucristo algunos años despues en los dominios de los reyes cristianos, á manos de los mismos muzlimes cordobeses.
No eran en efecto todos los muzlimes que habian quedado en la villa útiles como artífices, cual podian serlo los albañiles, carpinteros y aserradores; pero, ¿cómo no disculpar en cierto modo pasiones por otra parte fecundas en gloriosas hazañas, en una época en que el celo religioso era tan activo, y en que aun vivia el recuerdo de los dias de llanto y luto, durante los cuales el mas altivo burlador de la humanidad y del cristianismo habia dado por cimiento al ensanche de la Aljama argamasa remojada con lágrimas, sudor y sangre, de cautivos gallegos y leoneses ? Cuéntase que el mismo S. Fernando, recien purificada la mezquita, hizo restituir á la catedral de Santiago, en hombros de infieles, las campanas que Almanzor habia hecho llevar á Córdoba en hombros de cristianos.
Palabra del Dia
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