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Actualizado: 10 de junio de 2025
La contemplacion de todas esas maravillas me sugirió algunas reflexiones penosas respecto de España y aún de la civilizacion en general. Su industria es á sus museos lo que su literatura científica á su amena literatura.
En España los cuarteles y presidios han heredado, en lo general, á los frailes que habitaron los conventos suprimidos; pero es justo decir que las bibliotecas, los museos y las oficinas de administracion han tenido su parte en la herencia. Valladolid tuvo la bobería de veinte conventos de monjas y diez y nueve de frailes, sin perjuicio de las numerosas capillas y las iglesias parroquiales.
En dos cosas muy importantes, respondió Simoun, dos preguntas que puede usted añadir á su artículo. Primera ¿qué habrá sido del diablo al verse de repente encerrado dentro de una piedra? ¿se escapó? ¿se quedó allí? ¿quedóse aplastado? y segunda, ¿si los animales petrificados que he visto yo en varios museos de Europa no habrán sido víctimas de algun santo antidiluviano?
Cuando la encontramos Pez y yo, y tuvimos el honor de que nos guiara a la morada de Bringas, ya llevaban más de un año de abandono y podredumbre las famosas tablas de Rafael, el cuadro de Tristán y las otras mil preciosidades que por milagro de Dios no estaban en los museos. Era Cándida una de las más constantes visitas de los Bringas.
Yo le oí en cierta ocasión hablar de lo que se hacía en los museos y demás edificios notables allá en Roma y en otras ciudades: la entrada libre a todas horas, pero pagando. Una gran comodidad para el público, que no necesita de recomendaciones para ver las cosas.
Viéndola un poco turbada, cambió inmediatamente de conversación, hablando de las piezas nuevas, de los museos, de los países extranjeros que había visitado, pareciendo hacerle aquellas ligeras observaciones, únicamente para tener el gusto de oír sus respuestas, y mirándola con aire grave y dulce, como para animarla a contestarle con exactitud. ¡No había duda!
Como hombre ilustrado, asistía a la Universidad siempre que se daban en ella conferencias interesantes, a los teatros, a los museos; y en todas partes se exponía a toparse con la muchacha, a quien, seguramente, saldría a acompañar toda una banda de estudiantes de ambos sexos, pues aquellas muchachas rara vez iban solas, y si le veía... Krilov se estremeció de pies a cabeza.
Vio al pie de los grandes monumentos, de los cuadros de los museos, de los estantes de las bibliotecas, la muda sonrisa de los cráneos, que parecía decir a los hombres: «Admiradnos: ésta es nuestra obra, y cuanto hagáis vosotros debe ser a nuestra semejanza». El mundo entero pertenecía a los muertos. Ellos reinaban.
Se temía que el vencedor, muy respetuoso para con la propiedad particular, no lo fuese tanto con las colecciones del Estado. Por esta razón, de todos los Museos de la ciudad, sólo permanecía abierto el del señor de Sieboldt. En su calidad de oficial holandés y condecorado con la cruz del Aguila de Prusia, pensaba el coronel que nadie intentaría atacar su colección en su presencia.
Museos, bibliotecas y estatuas públicas. Jardines científicos. Talvez no hay en el mundo pueblo ninguno que haya ofrecido en tan poco tiempo, como el belga, pruebas tan perentorias de la eficacia de la libertad ó del régimen que funda la prosperidad social en el imperio de la paz y de la opinion libre.
Palabra del Dia
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