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Actualizado: 18 de junio de 2025
Pero su prudente esposo, considerando que Bermúdez pasaba con afectado desdén delante de aquellos vivos y flamantes colores, dio un codazo a su mujer para que entendiera que por allí se pasaba sin hacer aspavientos. Entre aquellos cuadros había una copia bastante fiel y muy discretamente comprendida del célebre cuadro de Murillo San Juan de Dios, del Hospital de incurables de Sevilla.
Don Gaspar Esteban Murillo, heredero inmediato del ilustre pintor llegó á adquirir una buena posición en Sevilla, dejando á su muerte grata memoria en cuantos fueron sus amigos.
Si el arte de edificar reune tan admirables muestras de todo género en Sevilla, el arte divino que crea la luz y eterniza la verdad en la tabla, el lienzo y el muro, no tiene ménos quizas de qué enorgullecerse en la patria de Murillo y Herrera.
M. Scott es un americano colosalmente rico, que vino a instalarse en París el año pasado. Desde que se pronunció su nombre, comprendí que la victoria debía ser decisiva. Gallard estaba vencido de antemano. Los Scott comenzaron por comprar en París una casa de dos millones de francos, cerca del parque Monceau. Sí, calle de Murillo, donde dieron el baile; era... Deja hablar a M. de Larnac.
Por lo que á mí toca, Dios sabe cuánto deseo verla. ¡Animo, mis queridos y benévolos lectores! Hasta mañana. =Dia trigésimo tercero=. La enferma. Museo del Louvre. La Asuncion. Apoteosis de Rubens. Otra pintura de Murillo. Una respuesta. Noticia á mis lectoras. Curiosidades. ¡Virtud increible la de la sangre! ¡Cariño santo el de la familia!
Eran cincuenta años que parecían poco más de cuarenta; medio siglo decorado con patillas y bigote de oro oscuro con ligera mezcla de plata, limpios, relucientes, declarando en su brillo que se les consagraba un buen ratito en el tocador. Sus ojos eran españoles netos, de una serenidad y dulzura tales, que recordaban los que Murillo supo pintar interpretando a San José.
Al ver la cúpula de los Inválidos, experimento lo que experimenté cuando ví por primera vez la sublime Concepcion de Murillo. Parece que hay algo que está nadando sobre nosotros, que nos coge por los cabellos y nos lleva hácia arriba.
Algún día sería un hombre rico, me había profetizado, y yo, en mi ignorancia, había creído entonces que era un soñador, un iluso. Pero al mirar en torno de esa pieza en que estaba ahora de pie y ver ostentándose obras de Murillo y del Tintoretto, que cada una de ellas constituía una pequeña fortuna, me vi obligado a confesar que había cometido un error y que mi desconfianza había sido injusta.
Esta Purísima tan estropeada, es copia de una de Murillo, y dicen que no era mala cuando la trajo de Madrid mi bisabuelo paterno. Este retrato que la sigue por la izquierda, es de mi padre, y el otro de la derecha, de mi madre. Son obra de un pintor que anduvo tomando vistas por estos sitios, muerto de hambre. Así están ellos.
Hay que advertir que el hijo de Murillo fué por ellas muy apasionado, sobre todo por la pintura, la cual aprendió teniendo tan gran maestro como su padre, y al decir de Matute, cultivó el arte por afición, imitando con mucho acierto el estilo del autor de sus días.
Palabra del Dia
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