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Actualizado: 8 de junio de 2025
Los ministros hicieron entonces presa en el tesorero i asegurando su persona, lo llevaron á las cárceles de la Inquisicion á empellones i cintarazos, donde estuvo metido hasta el sábado 28 de Febrero de 1484.
Ademas que la operacion seria muy larga durando un mes, y estos negocios suelen redondearse con un golpe de mano. Por aquellas inmediaciones estan las casas A y B, familias de buena reputacion que no se habrán metido á encubridores. Parece pues que ó ha de haber coincidencia puramente casual, ó que si hay seña, debe de ser sobre negocio que no teme los ojos de la justicia.
¡Qué les habrá hecho mi pobre hija! exclamaba con voz temblorosa, próximo a sollozar. Fernanda se había retirado a su habitación temprano y se había metido en la cama. Si la sorprendió la algazara que sonaba en la calle o contaba ya con ella, no es fácil saberlo.
No; salió después de comer. ¿Necesitas verle? ¿es urgente el asunto? Pues entonces... y se rascó la cabeza como si dudase , entonces puedes buscarlo en tu casa; de seguro lo encontarás. No sé qué demonios tiene que hacer, siempre metido allí. ¿Es que tu mamá juega también a la Bolsa? Juanito no quiso oír más, y salió a buen paso con dirección a su casa.
Pero no teniéndolos ¿qué desdeño ni qué sacrifico? Yo me he metido fraile creyendo que no servía sino para fraile. Luego he descubierto con horror y asco de mí mismo que ni para fraile sirvo.
Pero habiendo comunicado el proyecto con su tío, este varón esforzado creyó oportuno lanzar una serie de gritos inarticulados, fuera todos ellos del diapasón normal, terminados los cuales se le oyó exclamar: ¡Cómo! ¡Un Cuevas metido a cervecero! ¡El hijo de un capitán de navío, el nieto de un contralmirante de la Armada! Tú estás desarbolado, Gonzalo.
Se aproximó al joven, le puso una mano en el hombro y murmuró con acento de maternal compasión: ¡Pobre hijo mío, te das mucho trabajo por nada y aun creo que te has metido en un mal negocio!... No soy de tu parecer, mamá; la causa que defiendo es justa y además no puedo abandonar ahora a las honradas gentes que me han confiado sus intereses.
«No, no, no murmuró luego entre sollozos tales que parecía que se ahogaba . A mí no me puede perdonar, a mí no, porque he sido muy arrastrada, pero mucho, y cuanto pecado hay, chica, lo he cometido yo... Y si no, di uno, nómbrame el que quieras, y de seguro que lo tengo metido aquí...».
Dentro de los cóncavos y amoratados huecos de los ojos, acechaban las pupilas de Mauricia con ferocidad de pájaro cazador. «¿Te lo digo?... Pues el tal sabe echar por la calle de enmedio. Vaya, que es listo y ejecutivo. Te ha armado una trampa, en la cual vas a caer... Como que ya has metido la patita dentro». ¿Yo...? Sí... tú.
Como esto supimos algunos cabreros, le anduvimos a buscar casi dos días por lo más cerrado desta sierra, al cabo de los cuales le hallamos metido en el hueco de un grueso y valiente alcornoque.
Palabra del Dia
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