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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Ya estaban Candido, Cunegunda y la vieja en la villa de Aracena, en mitad de los montes de Sierra-Morena, y decian lo que sigue en un meson. De la triste situacion en que, se viéron Candido, Cunegunda y la vieja; de su arribo á Cadiz, y como se embarcáron para América.
Á ver, en Limoges conocíamos á... ¡Calla! ¿pues no te acuerdas de aquella Rosa tan frescachona, que servía en el mesón de Los Tres Cuervos? ¡Aux Trois Corbeaux! Apuesto á que ya no sabes una palabra de francés, animal. ¡Qué chica aquella! Yo me enamoré como un bendito. Y yo, y otros muchos también, dijo Reno.
31 Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino, y viéndole, pasó de lado. 32 Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de lado. 33 Y un samaritano que transitaba, viniendo cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y llegándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó a un mesón, y lo curó.
Despídete de las gentes de que tengas que despedirte, porque esta misma noche marchamos á Nápoles. Todos los cuidados los llevo conmigo. Bien; busca un buen coche de camino, ajústalo para Barcelona y llévalo al mesón del Bizco. Muy bien. Después busca diez hombres bravos, con sus caballos, armados á la jineta y con arcabuces, que no están los caminos muy buenos para ir desprevenidos.
Pero, a cabo de dos días que caminábamos, al entrar de una posada, en un lugar una jornada de aquí, le vi a la puerta del mesón, puesto en hábito de mozo de mulas, tan al natural que si yo no le trujera tan retratado en mi alma fuera imposible conocelle.
Sentía aún los efectos de un pastel misterioso, contrarrestados un tanto por un poco de ácido carbónico dulcificado que con el nombre de «limonada carbónica», me había servido el propietario del mesón de Medio Camino.
"Calla, sobrino, que algún día te dará éste, que en la mano tengo, alguna mala comida y cena." "No le comeré yo -dije- y no me la dará." "Yo te digo verdad; si no, verlo has, si vives." Y ansí pasamos adelante hasta la puerta del mesón, adonde pluguiere a Dios nunca allá llegáramos, según lo que me sucedía en él. Reíme entre mí, y aunque mochacho noté mucho la discreta consideración del ciego.
La viva luz que iluminaba la puerta del mesón, las carcajadas que desde ella se oían y el rumor de vasos entrechocados hicieron vacilar un momento al inexperto viajero, que hasta entonces había pasado sus noches en la pulcra y callada celda del convento.
El horizonte se estrechaba de modo extraordinario. Al comenzar la subida, el teniente mandó hacer alto delante de un enorme mesón situado al pie de la carretera, y haciendo llamar al dueño le obligó a levantarse y a servir vitualla a la tropa. Los presos entraron en la casa y descansaron buen rato. Y otra vez emprendieron la marcha subiendo con calma el áspero repecho.
Comieron regalada y sumptuosamente, y después de comer contó Carriazo a su padre cómo por amores de Costanza don Tomás se había puesto a servir en el mesón, y que estaba enamorado de tal manera della, que sin que le hubiera descubierto ser tan principal como era siendo su hija, la tomara por mujer en el estado de fregona.
Palabra del Dia
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